Tierno y duro libro de Ana María Matute sobre la infancia, y su mundo de fantasías, sus ilusiones, sus miedos, y la incomprensión del mundo de los adultos, de los Gigantes. La protagonista es una niña, Adri, que nace en una familia acomodada, pero en la que ya no hay amor entre los padres. De carácter rebelde y soñador, en una familia convencional y conservadora, encuentra el verdadero amor y complicidad en las "tatas" de la casa, María e Isabel, y en su tía, Eduarda, mujer de mente abierta. Y sobre todo en un niño, Gavi, ruso exiliado, rubio como el oro, del que se enamora profundamente, y que recordará toda su vida como el amor más profundo de todos cuanto conoció. A través de las páginas desfilan, sus dos hermanos, su hermana, el colegio de monjas que no soporta, así como las niñas que en el habitan, su madre, por la que se desprenden sentimientos ambiguos, mezcla de amor y odio, por su distanciamiento, y por sus continuos intentos de hacer de la niña una mujer preparada para una vida convencional, la vida de la clase alta y media alta con su clasismo, sus bienpensantes, su mojigatería, su rechazo a quién no sigue sus normas. Soledad, momentos de felicidad, la muerte de alguien querido, primer golpe durísimo a un corazón infantil, con la República y la guerra civil de fondo. La infancia y su final, con la triste aceptación de que lo que imaginamos, lo que soñamos, no es real, sino fantasías que se desvanecen, como se desvanece la vida, más tarde o temprano.
De eso trata el libro, del paraíso, relativo, de la infancia. Paraíso del que no quedan más que algunos jirones en nuestras vidas adultas.
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