sábado, 22 de enero de 2011

Reflexiones sobre las raíces de la dominación. Poder, propiedad y desigualdad

Es habitual considerar, en medios llamados revolucionarios, alternativos e incluso reformistas, y también en diversos pensadores  desde Rousseau hasta Marx y otros que la aparición de la propiedad privada es la que provocó la desigualdad entre los hombres, la división en clases sociales. Pero en lo que no se ha profundizado es en las causas que permitieron a unos hombres apoderarse de tierras y recursos que eran comunes, reduciendo progresivamente a parte de la población a la servidumbre, a una creciente desigualdad. Es decir, ¿qué permitió que un grupo de hombres pudiera oprimir a otros, apropiarse de los mejores recursos, de las mejores tierras, destruyendo paso a paso la equidad, la propiedad comunal?. Es decir, ¿cuál es la raíz de la dominación?.
Es evidente, para cualquiera que reflexione libremente, sin telarañas en su mente, que no puede darse desigualdad en la propiedad, en el uso y disfrute de los bienes de la tierra, si antes no ha surgido, desarrollándose también progresivamente, una serie de personas que rompen la igualdad de poder, haciéndose con el poder, estableciendo una relación de dominadores y dominados, de amos y siervos. Una estructura de poder piramidal, donde unos mandan y otros obedecen. Es, por tanto, la división en dirigentes y dirigidos, la raíz de la dominación. División que acrecentándose con el paso de los siglos crea la división en ricos y pobres, en clases sociales. Permitiendo, mediante el aparato jerárquico de poder separado, que una minoría pueda apropiarse de los mejores recursos, acumular más riqueza que otros, mejores propiedades, que transmiten a sus descendientes, exigir tributos...utilizando una fuerza armada en caso de necesidad. Convirtiéndose las guerras en guerras de conquista, de dominación de otras poblaciones.
Es, por tanto, la desigualdad de poder, el ascenso de una jefatura en el sentido que le damos nosotros, la causa de la desigualdad social y económica, de la dominación.
Antropólogos como Pierre Clastres, desgraciadamente fallecido prematuramente, en sus bellos y curiosos textos, como La sociedad contra el Estado, Investigaciones en Antropología política o Crónica de los Indios Guayaquis, estudió las sociedades llamadas primitivas, basadas en la libertad igualitaria, consideradas por los conquistadores como salvajes, "sin fe, ley ni rey". En sus estudios intentó descubrir las causas de su caída en la dominación, en la servidumbre. No lo logró, pues muy posiblemente se deba a diversos factores, como el crecimiento demográfico, crisis, guerreros que obtuvieron un poder excesivo...
Sean cuales fueran los motivos, las sociedades fueron aceptando la dominación del hombre por el hombre, la desigualdad artificial ,como algo natural. La servidumbre se fue agrandando, los restos de propiedad comunal, de democracia participativa, como los Concejos abiertos, fueron definitivamente liquidados con las revoluciones liberales, que si bien limitaron poderes como el de la Iglesia, destruyeron formas de democracia de base que aún subsistían y frente al mito dominante impulsaron una concentración de poder muy alejada de la libertad profunda, de la libertad como participación, como no dominación, como no explotación. Las revoluciones socialistas del siglo XX acabaron por perfeccionar la dominación en nombre de una falsa  igualdad.
Los oligopolios, la propiedad industrial y empresarial, las corporaciones, los medios de desinformación, el conformismo generalizado...dibujan un panorama muy difícil para quienes piensen en como levantar una sociedad libre y cooperativa, aunque sea como ideal, siendo conscientes de que nunca se llegará a la meta.
Dejando de lado nostalgias de pasados idealizados, de Arcadias y Paraísos terrenales, tendremos que esbozar unas ideas de como levantar una sociedad que rechace la dominación del hombre por el hombre.
Nos va el vivir alguna vez como seres dignos, que se sientan creadores de su vida, que miren a los ojos, no desde arriba o desde abajo.