miércoles, 12 de octubre de 2011

El giro estatolátrico:un pensamiento heterodoxo.

Con el título El giro estatolátrico repudio experiencial del estado de bienestar, el pensador y escritor Félix Rodrigo Mora nos vuelve a sorprender con un libro tan interesante como ajeno a los valores e ideas dominantes tanto en el ámbito político, como económico y moral. De él, ya tuvimos ocasión no hace mucho de leer otro libro profundo, denso, de aguda reflexión y también ajeno a las modas; se trata de La Democracia y el triunfo del Estado, texto recomendable a quienes amen el pensamiento libre e independiente, en tiempos de mentes uniformizadas, donde rige el Unipartido, aunque se disfrace de ideologías, colores y siglas diferentes.
Pues bien, en El giro estatolátrico, publicado por Maldecap, Félix, como en su anterior libro La democracia y el triunfo del Estado, realiza un análisis crítico de la organización estatal, en este caso del llamado Estado de Bienestar, la nueva definición del Estado de la modernidad. 
En nuestra opinión dos son las tesis centrales del libro: la primera, que frente a cierto discurso, en los últimos años se ha producido un incremento de la fuerza del Estado, y que frente a quienes sostienen que el Estado es quién puede frenar al capitalismo, éste último ha sido salvado por el Estado, por ejemplo inyectando millones de euros a la banca, para salvarla de la quiebra. Ejemplo de que Estado y capitalismo están íntimamente vinculados, pese a la idea dominante en la izquierda. Y es que resulta evidente que los diversos poderes están unidos entre sí, reforzándose mutuamente, tanto el estatal como el capitalismo privado, lo que no quita que según las épocas unos u otros adquieran mayor o menor fuerza.
La segunda tesis central, es que para Rodrigo Mora, el desarrollo del llamado Estado de Bienestar supuso la liquidación progresiva del antaño movimiento obrero independiente y autogestionado. Aquel movimiento obrero que desarrolló ateneos, escuelas libres, actividades culturales, grupos naturistas o excursionistas, que tenía redes de auxilio y apoyo mútuo entre sus miembros,pero que con el crecimiento del Estado providencia fue hundiéndose en la apatía, la docilidad, en renunciar a la autoorganización para exigir que instancias diferentes a ellos mismos le otorgara lo que antes se otorgaba por su propio esfuerzo y lucha. Por tanto para el autor, en una tesis que puede resultar polémica, el llamado Estado de Bienestar lo impulsaron Bismarck, los fascistas italianos y los nacionalsocialistas, frente a la idea dominante de que fue obra de las luchas de la clase obrera. Y esto fue así porque para los regímenes mencionados, la mejor manera de destruir las fuerzas revolucionarias era ir desarrollando un Estado que ofreciera algunos servicios sociales a la población obrera, y así conseguir que estos se convirtieran en masa dócil y manejable, en rebaño. y es que también frente a la opinión dominante, el régimen de dominio más racional corresponde al llamado Estado de Bienestar, pues es el que consigue una mano de obra no enferma y hambrienta, y por tanto que ofrece más productividad, más rendimiento.
El libro ofrece varios análisis interesantes, desde una crítica al feminismo de Estado, que con leyes como la Ley de la violencia de Género, han logrado incrementar las fuerzas policiales, y la acción represiva del Estado criminalizando a la población masculina, como una crítica de la educación estatal, basada en el adoctrinamiento, en la no reflexión, en la no crítica real de lo existente, proponiendo en su lugar un sistema de autogestión del saber y conocimiento como alternativa,de conocimiento entre libres e iguales que esperamos pueda desarrollar en mayor medida en otros libros. es interesante su crítica de la identificación de estatal con pública. Tanto la llamada educación pública como la sanidad pública, no son tales, son estatales. Verdad esencial, que nadie parece ver, pues ni en la educación o sanidad llamada pública, tiene algo que decir y ver la comunidad. Es algo dirigido y organizado desde las alturas, por altos funcionarios, en sus respectivos ministerios.
El giro estatolátrico habla también de moral, algo muy importante para Félix, con su habitual crítica de la moral del pedir, del no esforzarse, del hedonismo, de los derechos...algo de lo que nos sentimos muy próximos. Del fracaso de los movimientos de autodeterminación de los pueblos, de emancipación nacional...Si bien cae en el para nosotros error de dar una excesiva importancia a un movimiento político que para nosotros carece del menor interés intelectual y humano, la izquierda abertzale, en la que al contrario que Rodrigo, no vemos que en ningún momento de su historia tuviera una carga de profundidad, de pensamiento alternativo serio y sólido. Por no hablar de su pasado amoral de apoyo y defensa de ETA, lo que le aleja de los presupuestos morales del autor del libro. Si bien el autor manifiesta un alejamiento definitivo de su antaño simpatía hacia ese movimiento político.
Se compartan o no las tesis de El giro estatolátrico, es de destacar la necesidad de libros de pensamiento heterodoxo como el que hemos comentado. Y es que necesitamos recuperar la capacidad de reflexionar independientemente de los discursos y modas imperantes, aunque caigamos en el peligro de ser excluidos del círculo de los aceptados intelectualmente. Y de librarnos de la tenaza de las fuerzas conservadoras- liberales, por un lado, y las izquierdistas por otro, que nos imponen la creencia en el sistema estatal y capitalista, con diversos matices. Ese es para mi el valor esencial de este libro y de su autor, más allá de opiniones personales.