viernes, 18 de noviembre de 2011

Un manual de vida: Epicteto y la filosofía de la virtud

Con el título de Un manual de vida, la editorial Los Pequeños libros de la sabiduría presenta una interpretación personal de las ideas y escritos del filósofo de la antigua Grecia, Epicteto. De él sólo han sobrevivido Enchiridion y Los discursos, suficiente para que podamos conocer lo atractivo de su filosofía. 
Pues bien, esta interpretación libre de las ideas del pensador griego, quien fuera esclavo durante parte de su vida, es sencilla y muy amena, permitiéndonos acercarnos al ideal de vida y comportamiento que proponía Epicteto.
Debemos destacar que los filósofos griegos daban una importancia central a la moral, y sus reflexiones se centraban en cómo vivir, cómo actuar, para alcanzar la virtud, y la felicidad.
Pues bien, en el caso de Epicteto, seguidor de la escuela estoica, lo esencial es conseguir la serenidad interior. Sólo alcanzando la serenidad, podremos acercarnos a la felicidad. Para alcanzar tal estado, Epicteto parte de que tenemos que ser capaces de distinguir lo que podemos controlar, como opiniones, aspiraciones...de lo que escapa a nuestro control, como el aspecto físico, la familia en que hemos nacido etc. Aprendiendo esto, podremos ser capaces de evitar obsesionarnos con cosas que terminan por hacernos daño y sufrir innecesariamente, al no poder controlarlas. Sólo así se alcanza la libertad
Partiendo de esta idea, el resto de sus reflexiones y consejos se centran en aceptar las cosas de la vida tal como vienen, sean buenas o malas y fundamentalmente en considerar que muchas cosas, más que ser malas de por si, es nuestra visión de ellas la que hace que puedan afectarnos negativamente o no. Es la forma de ver las cosas, la visión de los acontecimientos, la que puede hacernos daño. En todo hay que buscar un beneficio personal, un aprendizaje.
Para Epicteto no debemos vivir pensando en el que dirán,o de cara a la galería para obtener la aprobación ajena. Debemos vivir de acuerdo a nuestros ideales, a nuestros principios espirituales. Lo importante es lo que somos por dentro, la sabiduría y la belleza interior. Nuestro filósofo nos enseña a no dejarnos atrapar por las apariencias, y sobre todo a ser capaz de renunciar y no dar importancia a la riqueza, al éxito, al poder (no en vano él vivía modestamente en una cabaña). Otra de sus enseñanzas es que debemos definir qué clase de persona queremos ser, a quién admiramos, para desarrollar esos rasgos que consideramos moral y humanamente preferibles, observándolos en todo lo posible, y poniendo en práctica los principios que hayamos escogido.
De esta manera, valorando la sencillez, la prudencia, el dominio de sí mismo, la sabiduría y los valores morales y espirituales, intentando sacar lecciones positivas de lo que vemos como males, podremos acercarnos a la conquista de la serenidad y la libertad interior, y por tanto de la felicidad.
Esta es la lección que nos da Epicteto. Y como él ,otros filósofos clásicos que deberíamos rescatar si queremos alejarnos de una civilización sin ningún ideal de vida que el mero economicismo, centrada en la mera satisfacción de las necesidades fisiológicas. Civilización, si es que puede ser llamada de tal manera, que ha perdido toda noción de virtud, de elevación moral, cuando no se ríe de tales conceptos que considera algo propio de fanáticos religiosos o reprimidos. 
Es necesario, por tanto, volver a los clásicos y poner en el centro los valores humanos como la sabiduría, la verdad, la virtud, la libertad, la sencillez, la belleza. No limitándose, lo que quizá fuera el principal defecto de los viejos filósofos, a una postura de mejora individual, sino ser capaces de utilizar esa cosmovisión en el plano colectivo, tanto político como económico. La transformación debe ser tanto interna, como exterior, colectiva.
Escuchemos y aprendamos de pensadores como Epicteto, voces que escribieron, pensaron y analizaron en tiempos remotos, pero cuyas ideas, recomendaciones y visiones de la vida son atemporales, y necesarias para pensar el presente, reconociendo sus limitaciones

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