domingo, 15 de enero de 2012

La sociedad de la reflexión y la búsqueda de la verdad



Una de las definiciones que se da a las sociedades occidentales es la de sociedad del conocimiento y la información. Con esto lo que se quiere dar a entender es que la ciudadanía de nuestros países colocan como valores fundamentales el saber y el estar informados de las cosas que suceden en el mundo.

Pero primero necesitaríamos saber qué entendemos por conocimiento y por información, y cómo son estructurados en nuestras sociedades, para saber si las instituciones y medios que tienen en sus manos lo que se llama conocimiento e información cumplen con su función.
En mi opinión se ha extendido una idea que identifica conocimiento con aprendizaje teórico, con introducir en las cabezas de la gente una serie de datos de diversas materias para ser memorizados. La escuela y la Universidad serían las dos instituciones fundamentales encargadas de transmitir el conocimiento.

En cuanto a la información ,ésta se considera estar informado a través de prensa, radio, televisión y medios modernos como Internet de lo que sucede en nuestro país o en otros. Los diferentes medios de comunicación son los encargados de informar a los ciudadanos.
Pero más allá de esto creo que es necesario realizar un análisis crítico de lo que consideramos conocimiento e información, y que tipo de conocimiento e información necesitamos para impulsar un crecimiento del pensamiento libre e independiente en las comunidades humanas, para desarrollar seres reflexivos que realmente amen el conocimiento.

En mi modesta opinión conocimiento y reflexión deben ir unidos para conformar lo que podríamos definir como conocimiento reflexivo. El conocimiento como se entiende actualmente, basado en organizar desde instancias de dominio, como el Estado, un plan de estudios de lo que debe explicarse a los niños y jóvenes en las aulas para ser memorizado, no implica un real conocimiento. Y esto es así porque tal tipo de educación lo que implica realmente no es una sociedad del conocimiento, primero porque la base del conocimiento es la reflexión, lo que no significa negar todo aprendizaje memorístico, sino ayudar a que los alumnos puedan conocer , en el terreno humanístico, la variedad de pensamientos así como de formas de vida y organización social que han existido. Esto es algo que el sistema educativo, ya privado, estatal o religioso vela. Pero en una sociedad de la reflexión debe conocerse que no se ha vivido siempre de la misma manera, que los valores no han sido siempre los mismos, para que  sea el alumno el que pueda decidir de forma libre que ideas prefiere, expandiéndose de esa manera una libertad de conciencia mayor de la actual. Y también una búsqueda de la verdad, no absoluta ni dogmática, pero si relativa, al dejarse libertad de conciencia y no a adoctrinar sutilmente  ocultando lo que no interese de la historia y realidades humanas. Con lo cual la persona abrazaría una verdad elegida por él no exterior con mayor facilidad
Por otra parte, es necesario que sean los interesados los que puedan decidir que materias se van a explicar, quiénes van a explicarlas y cuáles son los objetivos que se pretenden. Por tanto corresponde a los padres, vecindario o comunidad, profesores y progresivamente a los mismos estudiantes, a los que se debe animar a responsabilizarse y autogobernarse en mayor medida para no necesitar ser dirigidos durante muchos años, como sucede actualmente, dirigir la educación.
La escuela y la Universidad, al menos en su forma actual, mezcla de cárcel y  centro de amontonamiento de niños, adolescentes y jóvenes, debe dejar paso, si se quiere crear una sociedad del conocimiento reflexivo, a un sistema de autogestión del saber, a ser posibles en grupos reducidos que facilite el aprendizaje mútuo, el debate y conocimiento , incluyendo el conocimiento del pensamiento clásico y sus valores.

Pero tal tipo de conocimiento debe facilitarse a personas de todas las edades, si éstas lo desean. Por tanto las academias, casas particulares y centros que desarrollen este tipo de conocimiento, deben estar abiertas por igual a niños que a adultos. El conocimiento reflexivo debe abarcar toda la vida del hombre, pues se trata de un conocimiento interactivo, donde una persona puede ser a la vez alumno y profesor, si demuestra a la comunidad su valía. Sólo estructurada de forma democrática la educación, con la participación de los interesados, fomentando la cooperación y a la vez el pensamiento libre, la responsabilidad y la búsqueda de la verdad desde la infancia, se puede avanzar a la creación de una sociedad reflexiva.
Pero esto sería incompleto si los medios de comunicación está en manos de diferentes grupos de poder, vinculados a partidos y empresas que al igual que el sistema educativo actual muestran lo que interesa  para moldear las mentes de la sociedad según lo que interese a las oligarquías dominantes o bien silenciando lo que perjudique al partido al que sirven y mostrando día tras día lo que beneficia al partido afín.

La sociedad de la información, por tanto, tampoco se basa en la reflexión ni en la búsqueda de la verdad, sino en una mezcla de mentiras y medias verdades. Es decir se basa en la propaganda al servicio de intereses de poder.

Para lograr un cambio se requeriría impulsar una prensa, radio y televisión ajena a partidos y grupos empresariales, que busquen la independencia, donde se expresen las múltiples opiniones de lo que sucede sin imponer una línea política clara o encubierta que busque la calidad y como no, que busque la verdad, independientemente de que esta perjudique a izquierdas o derechas, pues la verdad es independiente de las ideologías.

Tales medios deben distinguirse de los actuales en no estar 24 horas ofreciendo información. Si lo fundamental es lograr seres reflexivos, se necesita también el silencio. La reflexión requiere de un tiempo de aislamiento, de no ruido, para que la persona ordene sus ideas y medite lo más profundamente posible. Por tanto la sociedad del ruido y adoctrinamiento constante actual, es incompatible con lograr una sociedad del conocimiento reflexivo y la búsqueda de la verdad.

Evidentemente tal estado de cosas es muy difícil de lograr, y quizá jamás se consiga. Pero luchar por acercarse a ello es fundamental si se quiere lograr una sociedad no adoctrinada, sino consciente, de personas cada vez más reflexivas, que quieran acercarse a la verdad.

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