domingo, 26 de agosto de 2012

Sobre el progreso y la riqueza



Uno de los conceptos claves para entender el mundo moderno es la idea de progreso. Según esta idea las sociedades humanas han ido evolucionando de menores a mayores grados de desarrollo económico, de bienestar material, de avances técnicos, de libertades, de igualdad, de derechos…

Bajo visiones diferentes se suele presentar la historia como algo lineal, como una senda que, con sus baches, nos conduce a un camino de perfección, de ascenso a lo mejor, a la abundancia y a una mayor felicidad.

Esta concepción sería la dominante en los hombres y mujeres desde al menos la Ilustración y no es, en absoluto, exclusiva del capitalismo, sino también del marxismo, y del izquierdismo en general, no en vano sus fuerzas políticas suelen denominarse como progresistas.

Marx, aunque propugnaba la superación del capitalismo, consideraba éste como un paso positivo, pues implicaba un enorme desarrollo de las fuerzas productivas, lo cual facilitaría el progreso hacia una etapa superior de la organización humana, el socialismo, etapa anterior al mundo feliz, el comunismo, el cielo en la tierra.

Podemos ver como con sus diferencias, las diferentes escuelas basadas en la idea de progreso como desarrollo económico, adelantos tecnológicos, aumento de la productividad y de la riqueza material coinciden, quizá sin proponérselo inicialmente, en una cosmovisión deshumanizadora de la vida, donde lo que cuentan son fuerzas abstractas o impersonales, desde las leyes de la historia al economicismo, o los “mercados” y la prima de riesgo en la actualidad.

En realidad, y pese a que nos encontramos en una civilización individualista, que hace del individuo supuestamente el centro de todo, la concepciones mecanicistas y progresistas de la historia, de la existencia, hacen desaparecer, o reducen fuertemente el elemento individual en el acontecer histórico. Y es que si, aún admitiendo accidentes, la civilización y los hombres siempre avanzan hacia lo mejor:¿qué valen los individuos anónimos y sus acciones?, a lo sumo sólo influyen los hombres y mujeres situados en los aparatos de mando…

Y es que por  otra parte se confunde individualismo con individualidad. El individualismo no fomenta la individualidad, sino la uniformidad y el rebaño. Pues al volcarnos en nuestras vidas privadas los poderes pueden moldear nuestras conciencias con mayor facilidad, facilitándoles nuestro control sin necesidad de que tenga que crearse un enorme  aparato de coerción policial y militar como se necesitaba en la Rusia comunista o la España de Franco.

El concepto moderno de Recursos Humanos, usado en todos los centros laborales-que ya no nos dice nada-, nos muestra claramente la demolición de los valores humanos y de la libertad realizado por los idearios de progreso y sus partidarios.
Una visión terrible, la que convierte a los seres humanos en recursos, es decir en carne de cañón y piezas de recambio ,en esclavos modernos, en objetos de forma humana vaciados de nuestra esencia, nos muestra claramente los mecanismos de dominio del progresismo y a la vez su enorme éxito en destruir conciencias pues poca gente se detiene a pensar que supone ser considerados Recursos Humanos.

De las dos visiones “progresistas” que se enfrentaron, la marxista y la capitalista, similares en algunos aspectos, ha triunfado, de momento, la segunda. La primera siempre necesito de la fuerza bruta, del terror, para implantarse. Y por otra parte no pudo ofrecer abundancia material y sobreproducción, sino que siempre fueron sistemas de escasez, e ineficacia económica. Los marxistas destruyeron cuerpos y almas, los capitalistas almas, de ahí el magro triunfo del capitalismo tradicional.

¿Queremos decir con todo esto que nos oponemos a toda idea de progreso, que defendemos el primitivismo y que todo tiempo pasado fue mejor?, ¿que condenamos los avances tecnológicos y defendemos la pobreza?.

No, lo que nosotros planteamos es una idea de progreso centrada en la elevación moral de las gentes, en el esfuerzo de los individuos por mejorarse día a día, en desarrollarse como seres virtuosos dotados de una conciencia creciente de su libertad- que no consiste en tener mucho sino lo imprescindible para no encadenarse a objetos y por tanto a sus dueños humanos, los dirigentes empresariales y burocrático-estatales o políticos- de su fortaleza interior, de su templanza, de su fuerza de voluntad, de su búsqueda del bien.

Es decir que nosotros ponemos el acento en el progreso entendido como potenciación de los valores humanos, de la riqueza inmaterial frente al culto de lo material porque pensamos que sólo de esa manera, retomando lo positivo de los valores clásicos occidentales y sus escuelas de pensamiento-como el cinismo y el estoicismo, actualizándolos y admitiendo lo que pudieran tener de negativos-tendremos alguna opción de reconstruirnos como individuos y sociedad realmente humana y derrotar al sistema inhumano que bajo diferentes opciones y coloridos, de derecha a izquierda, pretende convertirnos en despojos, en autómatas sólo preocupados por lo fisiológico.

Y junto a esto, debemos reconocer que no hay fin en la historia, no hay paraísos terrenales, que aunque todo régimen acaba cayendo, lo que venga puede ser mejor o peor. Que no hay linealidad, que todo depende de lo que hagamos y cómo lo hagamos y  de si queremos ser o no sujetos conscientes.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Educar en casa:¿una alternativa?

Es habitual unir, consciente o inconscientemente, educación a escuela. Ya sea escuela pública, privada, concertada o religiosa.  Y no sólo eso sino que últimamente estamos asistiendo a discusiones y manifestaciones públicas sobre si se quiere o no ir eliminando progresivamente, por parte de gobiernos de derechas, la educación estatal, llamada pública.

En una sociedad y en un tiempo caracterizado por el conformismo generalizado, y donde las luchas y las críticas, así como las alternativas se limitan a aspectos insustanciales o secundarios, es de agradecer la aparición de libros que abren pequeñas grietas en el mundo de las mentes muertas a lo distinto.
Y uno de estos textos es "10 Mentiras sobre la no escolarización" de Sylvie Martin-Rodríguez. En el citado libro, la autora, partiendo de su propia experiencia como persona que abandonó la educación oficial y que enseña a sus dos hijos en casa nos enfrenta con un tema delicado que apenas aparece en los medios. 

Y es el de los padres que, contrarios a la escuela por diferentes motivos, optan por enseñar a sus niños en casa.

Silvye, sostenida por su experiencia personal, así como por algunos estudios, en diez capítulos va desmontando todos los tópicos contra la educación y el tipo de niño que crecen lejos de la escuela . Desde su supuesta falta de sociabilidad, a su falta de libertad o autonomía e incluso su contrario, pensar que tales niños serían tan libres que se convertirían en tiranos caprichosos; pero también la pretensión de que en casa y otros espacios no escolares no es posible aprender bien y de que, en realidad, los niños aman la escuela.

Todos estos ataques confluyen en la idea de que la educación escolar es obligatoria, lo cual no es cierto, pues lo que es obligatorio es la educación, no el lugar donde se realiza.

Distingue el libro, dentro de la educación en casa, a los partidarios de un sistema formal de conocimiento, que sigue unos programas definidos, aunque adaptados al niño o niña, de la educación informal donde es el niño quien decide qué quiere aprender, cómo y dónde.

Compartimos con la autora y otros pensadores críticos la idea de que la escuela, en la forma que ha adoptado, con excepciones,  es un reflejo de un mundo que destruye la verdadera libertad desde sus raíces. Así la estructura de la gran mayoría de escuelas es similar a la de la Empresa, la Fábrica, el Estado, el Ejército, el Partido o el Sindicato.

El mundo moderno supone el desarrollo de una serie de mecanismos que, aun usando la palabra derechos y libertades, destruyen la libertad de conciencia, la autonomía y la capacidad de establecer redes horizontales o autogestionarias de vida y aprendizaje.

Lógicamente, los niños también son víctimas, pues carecen de voz y voto y realmente no sabemos lo que opinan de la escuela, sino sólo lo que opinan sus padres y su entorno.

Lo que sí observamos es cómo la curiosidad innata en los críos, que todo quieren conocerlo, muere rápidamente al entrar en las escuelas. Es decir el ansia natural de conocimiento es golpeada duramente cuando se le fuerza a un conocimiento reglado, alejado de la vida, donde él o ella nada cuenta.

Y esto es algo fudamental, pues es la base para crear sociedades de personas construidas desde fuera, por las clases dirigentes.

¿Ha creado la educación escolar una colectividad de hombres y mujeres que aman el conocimiento, la reflexión independiente, y la capacidad de autogobernarse-para nosotros los tres pilares fundamentales de todo sistema educativo-?. En la respuesta que cada uno de a esta pregunta está la consideración del éxito o el fracaso de la escuela dominante.

De cualquier forma no debemos ser acríticos con la educación en casa. Pensamos que ésta es una alternativa limitada. Que aunque la autora considera que todo padre o madre esta capacitado para enseñar a sus hijos, de ninguna manera deberían ser forzados a ello, pues si fuera el caso acabarían reflejando el sistema que critican.

La educación por lo padres es una opción, pero hay más. Una de ellas, no excluyente con la anterior, consistiría en grupos reducidos de alumnos, en casas o en escuelas, que recibirían clases no sólo de padres, sino de personas que amen la enseñanza y que las familias y comunidades consideren aptas.

Lo esencial sería implicar a todos los afectados e interesados en la labor educativa, incluyendo los niños.

Que la educación se adapte a sus diferentes niveles y capacidades de aprendizaje, así como gustos y potencialidades. Que no se  extinga esa inquietud por conocer y aprender y que el conocimiento no se limite a encerrarse en cuatro paredes. Que tenga vinculación con la realidad y se mezcle con la vida de la calle:Plazas, jardines, museos, bibliotecas, teatros, cines, centros laborales... Y por supuesto que no se limite a la infancia, sino que abarque toda la vida de la persona.

Paradójicamente, una educación en casa, por los padres, requeriría probablemente de varias generaciones de personas escolarizadas, algo que probablemente la autora no admita. Pero para nosotros es claro que , por ejemplo, en países con un elevado porcentaje de analfabetismo la propuesta de Sylvie sería muy dificilmente sostenible.

Es por eso que pensamos que la alternativa educativa, debe ampliarse a formas de educación comunitaria y a escuelas libres.

Comprendemos a la autora y compartimos su idea de la necesidad de un cambio en las estructuras escolares, pero considerando que la educación es un tema muy delicado, no queriéndonos tirar a la piscina sin agua, esperamos que mentes lúcidas puedan desarrollar ideas y prácticas educativas diferentes que sean exitosas, y que puedan ir supliendo con éxito a  las actuales. 

jueves, 16 de agosto de 2012