miércoles, 28 de noviembre de 2012

Doña Perfecta

Queremos recomendar la gran adaptación de una obra de Benito Pérez Galdós, Doña Perfecta.
Dirigida por Ernesto Caballero y representada en el Centro Dramático Nacional el texto refleja la España de fines del siglo XIX, pero que en determinados aspectos sigue siendo actual.

Y es esa actualidad la que hace de esta obra teatral, a parte del buen hacer de todos los actores y actrices, un espectáculo digno de ser visto.

La acción transcurre en un pueblo inventado, Orbajosa, que bien podría ser cualquier lugar de nuestro país. Al citado pueblo acude un joven de ideas avanzadas, Pepe Rey, con la idea de casarse con una prima suya a la que no ve hace muchos años.

Pero lo que parece un simple encuentro para establecer lazos más solidos y afectuosos entre los distintos personajes acaba progresivamente por convertirse en un dramático desencuentro motivado en última instancia por las diferentes visiones políticas, morales y religiosas de los protagonistas.
Doña Perfecta, madre de la prometida de Pepe,mujer de firmes convicciones conservadoras y católicas, acaba por enfrentarse a éste a causa de su diferencia de ideas.

La obra refleja magistralmente lo que se han llamado las dos Españas, incapaces de entenderse, cada una creyéndose en posesión de la verdad, ansiando silenciar al rival y acusándoles con ese lenguaje maniqueo y políticamente correcto de rojos, fachas, ateos, antiespañoles, reaccionarios...

En la época de Galdós, esas dos Españas eran la liberal y la carlista; posteriormente la derechista y la izquierdista, la azul y la roja, división que desembocó en una sangrienta guerra entre compatriotas, y cuya herida aún supura incluso entre gentes nacidas con posterioridad.

Doña perfecta junto con su familia y muchos habitantes del pueblo y Pepe encarnan ese choque, esa incomprensión, esas discusiones y burlas mutuas, hiriendo sentimientos ajenos, negando la posibilidad de una convivencia siempre posible pese a las discrepancias.

Pero Doña Perfecta también refleja otra característica de nuestro país, la del cotilleo, la de la malidicencia, la de la crítica y el señalamiento hacia el que es diferente, el que se aleja de la opinión dominante del grupo, y también el que hace cosas que no son consideradas correctas o es visto allí donde se supone no debe ir la gente de bien, la de la doble moral, pues muchas veces quienes critican hacen lo mismo que el criticado o ansían hacerlo. La de la gente que, en el fondo, siendo seres vacíos y sin inquietudes, dedican sus vidas a hablar del prójimo, y a ser posible mal, única forma en la que encuentran un mínimo de sentido a su existencia, un entretenimiento con el que llenar ese vacío interior de cadáveres andantes.

Por sus cualidades de espejo donde nos vemos tan bien reflejados, tanto a nivel individual como social o histórico, recomendamos ver Doña Perfecta.

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