lunes, 31 de diciembre de 2012

Ejercicios espirituales y filosofía antigua

Con este título el ya fallecido filósofo francés Pierre Hadot escribió un libro denso, profundo e interesante que tiene como hilo conductor rescatar las características esenciales de lo que para él representó la filosofía antigua.

Y una de las características fundamentales en aquel interesante mundo grecorromano donde coexistían diversas escuelas filosóficas era que cada una de ellas disponía de lo que el autor decidió denominar como Ejercicios Espirituales. Estos ejercicios no deben confundirse con los del cristianismo, que son una copia distorsionada de aquellos. Los ejercicios espirituales del mundo antiguo son prácticas mentales basadas en el pensamiento, la imaginación, la sensibilidad y la voluntad destinadas a lograr un modo de vida, una forma de vida, una elección vital.

Y es que para el autor la esencia de la filosofía griega en toda su desbordante multiplicidad consiste, en realidad, en una forma de vida. Es decir lo esencial de la actividad de los filósofos de antaño no era como los del mundo moderno en levantar una teoría, explicada de la forma más compleja posible para dárselas de intelectuales y lograr un público selecto, creando un lenguaje inaccesible para el gran público, sino en vivir conforme a los principios de la escuela que la reflexión personal hacía abrazar al individuo que decidía ser filósofo. Consistía por tanto en unir pensamiento y praxis, en ser coherente con la forma de vida ideal propuesta por la corriente filosófica a la que se adscribía el sujeto.
De ahí que para la población que convivía con ellos un  filósofo era aquel que llevaba una vida ejemplar incluso aunque no tuviera ningún sistema teórico detrás.

Por ejemplo, la escuela cínica de Antístenes, Diógenes, Crates, Hiparquia y demás, aunque apenas tenían un armazón de ideas, era considerada una corriente mas de pleno derecho pues vivían de una manera radicalmente coherente con sus principios, sin propiedades ni riquezas, en la pobreza voluntaria.
Se distinguía, por tanto, entre discurso filosófico y filosofía. El primero eran los principios éticos, lógicos y físicos base de la visión filosófica abrazada, la filosofía era la forma de vida consecuente con el discurso filosófico.

Por las páginas del libro parecen de continuo los grandes pensadores antiguos con algunos de los ejercicios espirituales que proponían, intentándolos explicar al lector moderno, que puede quedar sumamente extrañados con ellos o darles un sentido que no es el que buscaban. Por ejemplo, incomprendido es el emperador-filósofo Marco Aurelio que en Meditaciones escribió frases contundentes como las siguientes: "la unión de los sexos sólo es frotamiento de vientres acompañada de la eyaculación, en virtud de un espasmo, de un líquido viscoso" o "ese plato tan anhelado no es más que el cadáver de un pez, un pájaro o un cerdo". Estas expresiones, que para las gentes de la contemporaneidad suponen algo inconcebible, creación de una mente perturbada o pesimista o masoquista no son más que ejercicios mentales destinados a no dejarse dominar por deseos que cuando se miran detenidamente carecen del valor, de la importancia que se le quieren dar-lo que no significa ser despreciados-Igual sucede con Epícteto y sus ejercicios para enfrentar el miedo a la muerte y las desgracias personales, aconsejando traer a la mente imágenes de nuestra muerte.

Sócrates, Epicuro y sus principios de templanza en el placer y la comida así como su exaltación de la amistad, Platón aconsejándonos prepararnos para la muerte o proponiéndonos ejercicios donde salgamos del cuerpo mirándolo todo desde las alturas, los neoplatónicos, el cristianismo y algunos filósofos modernos que retoman elementos del pensamiento clásico como Goethe, Thoreau, Montiagne, Kant, Descartes, Bergson, el último Foucoult...aparecen por las páginas de Ejercicios espirituales y filosofía antigua junto con las reflexiones personales de Pierre sobre la ética, la ausencia de filósofos en la modernidad, distinguiendo lo que es un filósofo de un profesor de filosofía y otros pensamientos siempre interesantes.

En resumen, el libro es muy necesario para todo aquel que quiera acercarse a lo que es la filosofía de la edad de oro y quiera hacer el esfuerzo de conocer sus objetivos, su mentalidad. pero también para los descontentos consigo mismos y con la sociedad en la que viven. Pues una lección de nuestros queridos filósofos, con todas sus diferencias es que lo primero es la conversión individual. Antes que cambiar la realidad que nos rodea la persona debe cambiarse a sí misma y ser un ser digno y a la vez lo más coherente posible con sus ideales.

Y es que para nosotros resulta esencial que si queremos reconstruir la civilización-habitamos una anticivilización, lo más ajeno a una vida basada en verdaderos valores humanos y positivos-, escoger otra senda de vida, descubrir o redescubrir a los viejos filósofos es fundamental. En el sombrío mundo contemporáneo donde todo es economía y los valores esenciales son los de vivir bien, entendido como tener propiedades, buenos sueldos, consumir lo que nos venga en gana, acumular riquezas, buscar los placeres materiales, huir del esfuerzo, el dolor y el sacrificio personal buscando la gratificación inmediata  y exigir a terceros olvidándonos de nuestra responsabilidad individual, la propuesta de los clásicos de no atarse a la búsqueda de la riqueza y los bienes o placeres materiales, si no buscar la libertad de no esclavizarse a las cosas y sus dueños y la calma y serenidad interior aceptando el dolor y fortaleciéndonos interiormente puede servir de mucho, junto con la búsqueda de la virtud.

Cuando nuestras sociedades cegadas por el culto al Becerro de Oro se derrumban pese a que se creían indestructibles la salida está en armarse de los valores que nos enseñaban los viejos filósofos, a los que hemos desoído como si fueran ancianos molestos que nada podían aportarnos, fantasmas de otra época.






No hay comentarios:

Publicar un comentario