viernes, 22 de marzo de 2013

Sobre la crisis política y los movimientos en las alturas



Desde hace un tiempo asistimos a la continua aparición de noticias sobre corrupción en los partidos políticos, desde  CIU y el PP con Bárcenas al PSOE con los ERE andaluces, pero también afectan a empresarios, a la propia Iglesia-de ahí los esfuerzos del nuevo Papa por dar una imagen de humildad- a la Monarquía y, quizá, no tarden en aparecer casos sobre los sindicatos, gestores importantes hasta ahora en el régimen de dominación postfranquista-hace poco leía a Luis María Anson en El Mundo decir que había varios equipos de investigación detrás de los sindicatos-.

Es decir que estamos asistiendo no sólo a una crisis económica, sino también a una clara crisis política, es decir a un progresivo desgaste de la confianza en los políticos y los partidos políticos, impulsado todo por la crisis económica y la falta de ilusión respecto al futuro a corto y medio plazo.

Sin embargo, todos estos casos que están siendo sacados a la luz justo en estos momentos, y los que se vayan sacando de los diferentes grupos de poder, ¿lo son por casualidad?. No deja de ser curioso que un medio afín al Partido Popular,El Mundo, sea el que haya sacado a la luz el caso Bárcenas.

No es para nada descartable, por tanto, que estemos asistiendo a un movimiento en las alturas que, conscientes del descrédito de las Instituciones por la situación de grave crisis e incremento continuado del paro estén buscando renovar a la clase dirigente para volver a inyectar ilusión en las clases populares, progresivamente alejadas y decepcionadas de las diferentes fuerzas políticas y, quizás, para evitar un posible estallido social, estallido que, en honor a la verdad, nada parece anunciar, pues hoy por hoy reina una mezcla de resignación y pasividad. Aunque los seres humanos somos impredecibles y nadie puede adivinar si, de forma inesperada, resurgirá alguna rebelión tipo 15M o algo más violento.

Volviendo a la idea de recambio en las élites, no podemos sino intentar intuir las diversas probabilidades que los creadores de opinión y sus aliados pueden tener en mente: Cambiar a los dirigentes de PP y PSOE por otros que generen más esperanza, aupar nuevos partidos como IU o UPyD si los anteriores se vienen abajo y sustituir a Juan Carlos, lo que puede verse claramente con las noticias referentes no sólo a Urdangarín, si no a la ya famosa Corina, habiendo llegado a su fin el muro de silencio en relación a las actividades del Rey y sus allegados. Que algo se mueve en las alturas nos parece claro, la forma que tomará, lógicamente, no podemos saberla.

Por supuesto se hablará-ya se habla- de regeneración democrática, de listas abiertas, de transparencia, de financiación por sus propios afiliados, de reforma de la ley electoral... Con tales tretas se logrará atraer a las multitudes a un nuevo proceso constituyente. Un proceso que será un recambio, una renovación de las caras de los parlamentarios, tal vez de sus siglas e incluso tampoco es descartable que jueguen la baza republicana si la situación se agrava,opción que gana adeptos desde diversas posturas ideológicas y no sólo, aunque pudiera parecer, desde las izquierdas. 

Tal y como están las cosas, ante la ausencia de alguna fuerza realmente alternativa y transformadora con presencia sólida en nuestro país- pese a la aparición o incremento de núcleos de base cooperativistas o autogestionarios, éstos de momento son pocos y divididos- el poder tiene todas las de ganar.

El pueblo aplaudirá entusiasmado los cambios cosméticos para, poco a poco, darse cuenta que todo sigue igual, que el sistema mantendrá sus estructuras de control y manipulación a todos los niveles con algunos retoques. Seremos nuevamente atrapados en una ratonera, y la historia seguirá su curso, con unos dominando y otros aceptando ser masa manejable a cambio de cada vez menos.

Esto es, si somos realistas, lo más factible. La salida más probable a la crisis política salvo que logremos despertar del sueño de siglos y seamos capaces de dotarnos de nuevas ideas, de nuevas estructuras que realmente impliquen un cambio, una salida a la crisis humana y de civilización que domina Occidente.

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