domingo, 26 de mayo de 2013

Desayuno con partículas: la ciencia como nunca antes se ha contado

En colaboración con Francesc Miralles, la física Sonia Fernández Vidal ha publicado su tercer libro divulgativo sobre temas científicos, logrando acercar a lectores no versados en estas materias, de todas las edades, al mundo de la ciencia.

Tras La puerta de los tres cerrojos y Quantic Love, el libro Desayuno con partículas, con una portada muy chula y por tanto muy atrayente, de forma amena y sencilla nos vuelve a sumergir en el mundo de los enigmas de la física cuántica, pero sin olvidar los orígenes de la ciencia, en un viaje que nos lleva de la Grecia clásica y sus filósofos que también reflexionaban sobre la materia y el Universo, hasta Kepler, creador de la teoría heliocéntrica, pasando por una mente tan brillante como la de Newton, hasta llegar a las ideas de Einstein y finalmente a los descubridores del mundo cuántico, el mundo de lo micro, mundo que se comporta de forma absurda e ilógica para nuestras mentalidades.

Todo esto es presentado de forma amena, usando desde divertidos viajes en el tiempo, hasta fábulas que hacen reflexionar sobre la necesidad que tenemos de abandonar viejos hábitos, creencias y prejuicios para seguir avanzando, no sólo en el conocimiento, sino en nuestras vidas. 

Y es que una de las características de Sonia es que no es una científica al uso. Es, en realidad, una humanista, una renacentista con una mente abierta e inquieta, alejada del racionalismo estrecho, abierta a la espiritualidad en el buen sentido.

Y eso es lo que para nosotros, con su sencillez y amenidad en el estilo, nos hace admirarla y esperar cada uno de sus libros con emoción.

El resto de su texto es un recorrido por diversos aspectos del mundo que estudian los físicos, desde el principio de incertidumbre o la dualidad onda-partícula, al experimento de la doble rendija, la decoherencia o el entrelazamiento cuántico,  a la revolución tecnológica que está creando y seguirá creando la cuántica, como el ordenador cuántico, y todas las posibilidades que se abren como la teleportación; pasando por un viaje al CERN donde se ofrece  una explicación de los distintos tipos de partículas que componen la materia, el famoso Bosson de Higgs, la fuerza electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil y la gravedad...

Como los anteriores es una obra que merece la pena y que puede leerse por cualquier persona, aunque, claro, quienes no tenemos formación académica científica, debemos releerlo, especialmente la última parte, donde profundiza algo más en el mundo de las partículas y las fuerzas que rigen el Universo, lo cual, en realidad, es positivo.

Desde aquí damos las gracias a Sonia, magnífica divulgadora, por permitirnos conocer un mínimo de ese mundo tan complejo y apasionante como es la física.






sábado, 11 de mayo de 2013

En las cenizas del fracaso está la sabiduría



Escuchando el otro día a un de mis grupos favoritos, Amaral, exactamente su último CD, Hacia lo salvaje, en una de sus canciones me llamó la atención una frase, que hasta entonces me había pasado desapercibida. Probablemente por que lo que nos llama la atención de una canción, lo que nos queda grabado, no es tanto su letra, sus frases, sino un estribillo, un ritmo, unos sonidos, que es lo que hace que esa música nos emocione, nos haga sentir algo, nos despierte la llama de un sentimiento, bien de alegría, bien de pena, de melancolía o de viejos recuerdos de épocas pasadas, que parecen enterrados en el cementerio de la memoria, pero que ,algo inexplicado, los hace salir a la luz del presente, como el fogonazo y el destello de un cohete lejano, en una noche estrellada y bochornosa, nos hace rememorar los tiempos ya lejanos de la infancia.

Y, sin embargo, excepcionalmente, esas palabras, esa frase: “En las cenizas del fracaso, está la sabiduría” que llegaron a mis oídos mientras el agua de la ducha caía sobre mi cuerpo, consiguió removerme por dentro y hacerme reflexionar.

¿Realmente los fracasos, que cada cierto tiempo nos sacuden por dentro como un terremoto, nos acercan a la sabiduría?. Meditando mucho, con el recuerdo aún vivo de un fracaso reciente, de una batalla perdida-pero, con todo, con el grato recuerdo de unos buenos compañeros-, he llegado a la conclusión de que, en las cenizas del fracaso, está la sabiduría de un alma, de un corazón triturado, hecho pedazos por las fuerzas arrolladoras de la propia vida- a veces favorecedoras, otras veces enemigas, como una jauría de perros rabiosos que nos arañan y nos muerden en los sentimientos, hasta hacernos caer al suelo y cerrar los ojos esperando que se alejen y que el dolor pase rápido- que comprende que en la vida no hay paz ni felicidad completas y continuas, que, siempre, en el momento más inesperado, en cualquier callejón de la vida, nos asaltará el dolor, la infelicidad, la desilusión.

En las cenizas del fracaso está la sabiduría de aquel que sabe que cada cierto tiempo tiene que reconstruirse, que reinventarse. Que en cada fracaso va dejando fragmentos de su ser, que va menguando, que va perdiendo fuerzas lentamente, que cada vez le cuesta más elevar la cabeza para contemplar el cielo azul y el sol.

En las cenizas del fracaso está la sabiduría del que comprende que en la historia no hay un final feliz, sino una sucesión de derrotas, intercaladas con triunfos efímeros.

En las cenizas del fracaso está la sabiduría de quines entienden que la vida es un caer y un levantarse continuo para, al final, desfallecer definitivamente.

 En las cenizas del fracaso está la sabiduría de quienes descubren que es ese esfuerzo, probablemente absurdo, el que logra, a la postre, dar un sentido a la existencia.





domingo, 5 de mayo de 2013

La caza

Magnífica y angustiante película de Thomas Vinterberg que nos sitúa en un pequeño pueblo del Norte de Europa, con sus bosques, su belleza melancólica, sus fríos inviernos, sus habitantes, sus costumbres, sus fiestas, su solidaridad pero también la imposibilidad de escapar de sus miradas, de sus condenas.

El protagonista, Lucas, es un hombre maduro, divorciado, que trabaja en una escuela infantil, donde es muy querido por todos los niños.

Pero, un día, por parte de una de las niñas que más quiere, todo se tuerce. Un comentario, en principio inocente, de tipo sexual, es malinterpretado, y la apacible vida de Lucas se ve, de golpe, rota por una terrible acusación.

La persecución, la marginación, el odio, el señalamiento, la condena definitiva de su entorno, de sus hasta entonces vecinos y amigos le destrozan, marcando un antes y un después.

La caza es una aguda reflexión sobre el poder destructivo que puede tener sobre la vida de una persona, una acusación falsa, unos rumores maliciosos. Y sobre la rapidez con que condenamos a alguien antes de saber la verdad, sin dejar un resquicio a la defensa, a la presunción de inocencia. Como, los dedos, las bocas, se lanzan furibundamente sobre alguien, sobre un cualquiera, que pueden ser ustedes, o yo. Nadie está a salvo de que su camino por el mundo, se vea, sin comerlo ni beberlo, sacudido, marcando y destrozando una vida, un corazón, con la mancha de la negra duda para siempre.

Realista, desasosegante y brillante reflejo de lo que pueden traer unas palabras, en principio sin malicia, sobre el mundo que sostiene a una persona de cualquier sexo, edad o condición. 

La caza es una película, que no deberían perderse.