viernes, 5 de julio de 2013

Melchor Rodríguez: 120 años del nacimiento de un héroe olvidado

El 30 de mayo de 2013, se cumplió el 120 aniversario del nacimiento de Melchor Rodríguez García, apodado en la Guerra Civil como El Ángel Rojo.

Un nombre anónimo, desconocido para casi todos los españoles, salvo para los interesados en la lectura o estudio de la guerra civil.

Sin embargo creemos que es justo rescatarlo del rincón del olvido, para que todos los españoles puedan reconocer a una figura que, en un tiempo de terror y miseria supo mantener la dignidad y el respeto al prójimo y su vida.

Melchor nació el 30 de mayo de 1893, en el seno de una humilde familia sevillana. Quedó pronto huérfano de padre, por lo que tuvo que abandonar con apenas trece años sus sueños de estudiar pasando a trabajar como calderero para poder susbsistir.

Llegó a intentar labrarse una carrera de torero, en la que no tuvo éxito.

Sus inquietudes políticas y sociales le encaminaron al mundo sindical, inicialmente a la UGT para rápidamente encontrar su lugar en el anarquismo, llegando a ser presidente del sindicato de carroceros, ya en las filas de la CNT. Se unió también a la Federación Anarquista Ibérica, creando un grupo dentro de esta llamado Los Libertos, destacando éstos por su anarquismo humanista, contrarios a métodos como los robos para lograr fondos.

Paso por la cárcel en numerosas ocasiones, en todos los regímenes existentes, desde la dictadura de Primo de Rivera a la República, terminando por el franquismo.

Fue en la guerra civil cuando se labró su figura de héroe que no dudó en arriesgar su vida para salvar a las de miles de oponentes políticos.

Enemigo del terror, de los que se tomaban la justicia por su mano y se dedicaban a llevar la muerte por todo Madrid, logró se nombrado Delegado de Prisiones, con plenos poderes,gracias a su compañero García Oliver, Ministro de Justicia,antiguo pistolero del Grupo Los Solidarios, creado para enfrentarse a tiros con los también pistoleros contratados por la patronal, allá por los años veinte, para poder poner fin a las matanzas de presos que tenían en Paracuellos, donde miles fueron ametrallados tras ser sacados de las celdas y con la promesa de un traslado, un triste símbolo.

Para lograr esto tuvo que enfrentarse a Carrillo y a los comunistas fundamentalmente. Pero no sólo a ellos, sino que, como describe Alfonso Domínguez en su biografía sobre Melchor-El Angel Rojo. Editorial Almuzara- también sufrió un intento de asesinato por parte de algunos compañeros, aparte de varios a manos de comunistas.

Y es que en el Movimiento Libertario convivían dos sectores, los enemigos de la represión y las matanzas, y quienes las justificaban y colaboraban en ellas. Leyendo entre líneas nos damos cuenta que para los segundos Melchor era un traidor pero, debido a su prestigio de luchador, no podía hacerle nada abiertamente, por lo que, en uno de sus viajes en coche, intentaron ametrallarle.

Pero no sólo salvó la vida de miles de presos, sino que, junto con sus compañeros del grupo Los Libertos, ocupó el Palacio de Viana, donde dio acogida a muchos perseguidos.

También logró dar salvoconductos a muchas personas para que huyeran de España e, incluso ,recuerdo, cuando, hace años, hablando con la hija de su chófer durante la guerra-no he vuelto a saber de ella, y por desgracia no sé si aín vive o no-algunas noches, con su chófer, recorría las calles de Madrid, y, con panñuelo miliciano al cuello, paraba a los coches de la muerte, aquellos coches que llevaban a personas para darles un tiro en la nuca en algún descampado, aprovechando las sombras y la impunidad de esos años, diciendo que él se encargaría de ellos;lo que hacía era  ponerles a salvo en alguna embajada.

Así actuaba Melchor, como cuando salvó a los presos de la cárcel de Alcalá que iban a ser asesinados tras un bombardeo de la aviación fascista enfrentándose a una multitud enfurecida.

Destituido de su cargo en Marzo de 1937 por las presiones del PCE, fue concejal, e incluso alcalde, por breves días, tocándole el triste papel de entregar la ciudad a los franquistas.

Condenado a muerte, pena conmutada con posterioridad por la gran cantidad de personas de derechas que testificaron a su favor, salió de la cárcel en 1944 para luego volver a ella en alguna ocasión por sus actividades antifranquistas y de apoyo a la CNT clandestina en España.

No quiso aceptar ningún cargo en el sindicalismo vertical, ni ningún buen trabajo de los que le ofrecieron algunas personas a las que salvó de la muerte.

Vivió muy humildemente como agente de seguros, dando cobijo y alimento a una pareja amiga, un banderillero y su mujer, que vivían en la pobreza. 

Murió en 1972, siendo su entierro un lugar de encuentro muy curioso de las dos Españas. Así ,mientras unos entonaban el himno libertario A las barricadas sobre un féretro donde reposaba la bandera rojinegra de nuestros amores, otros rezaron un padrenuestro.

Dejó una hija, de bonito nombre, Amapola, nombre que eligió por ser una flor que crece librey salvaje en los campos.

Desde este blog queremos recordar a una persona que anteponía la vida humana a cualquier otra consideración, al que ni izquierdas ni derechas interesa elogiar y homenajear por su ideal anarquista, pues rompe su propaganda de los anarquistas como violentos, delincuentes y asesinos.

Pero la justicia se acabará imponiendo, y Melchor y su labor heroica en la guerra acabará por ser reconocida, más allá de simpatías o antipatías políticas.







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