domingo, 18 de agosto de 2013

Expediente Warren:el retorno del clásico de la casa encantada

Recientemente estrenada por fin hemos sacado un hueco para ver, precedida de buenas críticas, la película Expediente Warren.

Y tenemos que reconocer que, tras mucho tiempo, hemos logrado volver a disfrutar, en el sentido masoquista del término, de un buen film de terror. Y es que hay que reconocer lo difícil que es, en un terreno ya tan trillado y tan infértil para las sorpresas, realizar cine de miedo que enganche y realmente asuste, sin necesidad de recurrir a sustos fáciles, matanzas y sangre a borbotones.

Para nosotros, el miedo más logrado, el más profundo, el que te mantiene realmente eterrorizado y encogido en el asiento es el que juega no con la sangre, sino con lo psicológico, el que sabe conectar con nuestros pavores ancestrales, pavores vinculados a la obscuridad en una gran mansión, a los ruidos, sombras o susurros en mitad de la noche, ruidos que nos sobrecogen a veces, haciéndonos imaginar que algo tenebroso, algo desconocido se oculta en las penumbras cuando cae la noche.

Es cierto que este terror infantil se va difuminando con los años, hasta casi extinguirse. Pero el buen cine de terror, ya casi al borde de la extinción, es el que durante dos horas te hace revivir algo, o mucho, de esas sensaciones de la infancia.

Expediente Warren, basada en un caso real, supone, para nosotros, el regreso triunfal de ese género de terror, el de los fantasmas de las casas encantadas, el que, valga la redundancia, más miedo nos causa.

La película nos cuenta la progresiva caída en la pesadilla de una familia que se traslada a vivir a una bonita granja, al lado de un lago, en una zona boscosa. Pronto comienzan los encuentros con lo paranormal, que van de menos a más, de los olores, ruidos y sensaciones extrañas, a las agresiones a diferentes miembros de la familia.

Hasta que la madre, realmente asustada, entra en contacto con una pareja de reputados y famosos estudiosos de lo paranormal y la demonología, los Warren, matrimonio que realmente existió, y que  estudió el caso, para ellos el más terrorífico de sus carreras.

El film logra crear ese ambiente de terror, esos sustos, que tienen que ser ocasionales, no continuos, para lograr tener al espectador asustado hasta el fin; esa renuncia a lo fácil de asesinatos, descuartizamientos o matanzas. Esos actores sobrios, que logran acercarnos, unos más que otros, al estado de progresivo terror que se apodera de sus vidas. Y también juega con los armarios y con lo que hay debajo de la cama, o los sótanos,algo tradicional en nuestros temores infantiles.

En fin, una película muy recomendable para todos y todas los que quieran pasar un mal rato, que retoma lo mejor de los clásicos de las casas encantadas, apoyándose en un caso y unos personajes reales, más allá de la explicación que cada uno quiera darle.






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