miércoles, 6 de noviembre de 2013

Caníbal

Desasosegante y a la vez brillante y original película del director Manuel Martín Cuenca, de quien recordamos el sensible y poético film La flaqueza del bolchevique.

En Caníbal, da un giro radical en el registro presentándonos a un sastre granadino, pulcro y enamorado de su trabajo que esconde tras su vida monótona y solitaria un brutal asesino en serie, que mata, descuartiza y devora a mujeres jóvenes por las que siente un profundo deseo.

En la historia no se cuenta nada de cuando comenzó su truculento historial, del por qué, de su pasado. Sólo sabemos que en el presente vive solo, pues los padres murieron y no tiene ningún hermano o familiar y que parece tener grandes dificultades para relacionarse con el sexo opuesto.

Antonio de la Torre, el actor que representa al sastre, está magnífico en su retrato del personaje. Sus silencios, la soledad en la que vive, su carácter taciturno y cerrado al contacto con el prójimo, lo que contrasta con el profundo amor que siente a su trabajo, a su profesión, siendo uno de los sastres de mayor prestigio de la ciudad.

Pero no es sólo el retrato del brutal asesino lo que destaca de la película, también es llamativo la belleza de algunos de los paisajes que muestra, especialmente los de la montaña, los de Sierra Nevada, donde el protagonista dispone de una bonita y solitaria cabaña a la que lleva a sus víctimas para trocear y luego, ya en su casa, devorar con un vaso de vino en una imagen impactante por la serenidad total con la que actúa, con la que mastica la carne humana.

También son de destacar planos como el inicial, el de la gasolinera, cuando fija su mirada en una mujer a la que devorar, o el de la playa, cuando otra desafortunada se cruza en su camino.

Sin embargo su vida da un giro inesperado cuando  dos mujeres irrumpen en su monotonía sangrienta, dos hermanas rumanas, muy diferentes en comportamientos, en actitudes.

Y aquí Caníbal nos muestra las dudas del monstruo, del psicópata, enfrentado al sentimiento del amor, al enamoramiento, a la apertura al mundo exterior. ¿Qué puede suceder cuando un ser sin escrúpulos, un desalmado, se enamora?. ¿Puede existir o no la redención, hay cambio posible?.

Caníbal es, pese a la truculencia de la historia, una película reflexiva, que evita el recurso fácil a la violencia visual, donde se intuye más que se ve, que nos incita a pensar sobre el mal, pero también sobre el sexo, sobre la soledad, sobre las relaciones entre hombres y mujeres.

Es para nosotros una pequeña joya del cine español que merece verse.




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