domingo, 2 de marzo de 2014

Ucrania: segunda advertencia



Tras unos largos años en que Estados Unidos y sus aliados occidentales podían invadir países o alentar golpes de Estado o desmembramientos de naciones, como la antigua Yugoslavia, recientes acontecimientos están poniendo fin a esa política.

La primera advertencia fue Siria. Rusia, país aliado del dictador Sirio, enseñó los dientes a Occidente, que ya se preparaba para intervenir. En parte por la respuesta rusa, en parte por el enorme déficit que asola a los Estados Unidos, la ya casi esperada por todos intervención en Siria se frenó.

Ahora es Ucrania. Tras una revolución o golpe de Estado-cada cual lo interpreta a su manera- contra el gobierno prorruso en Kiev, la capital del país, azuzado por la UE y los norteamericanos, Rusia ha tenido una rápida reacción que ha sorprendido a Occidente y sus medios de comunicación. Putin ha movilizado a sus tropas y con el apoyo del Parlamento se prepara para invadir Ucrania, comenzando por Crimea, que, a estas horas, mientras escribo, está cayendo sin la menor resistencia.

Más allá de lo que suceda en un próximo futuro, siendo impredecible saber si a Rusia invade o no el país, y si el ejército ucraniano resiste-que es muy probable que no lo haga-, lo que implica lo acontecido en Siria y Ucrania es la caída y decadencia lenta del Imperio norteamericano y sus aliados de la Unión Europea.

Se están acabando los tiempos de total impunidad para hacer y deshacer por parte de Occidente. Y, en una repetición del clima y el ambiente de la Tercera Guerra Mundial, con conflictos  alejados de los países centrales, la Cuarta Guerra Mundial, que al principio parecía iba a ser nuevamente ganada por Occidente, parece tomar un sesgo menos favorable para los USA, si bien las espadas siguen en lo alto.

Como en otros conflictos, el pueblo, los pueblos, están siendo las víctimas de la manipulación de unos y otros, siendo movidos cual rebaño por la propaganda de ambos bandos, que quieren presentar a unos como los buenos, como las fuerzas del bien, y a los otros como los malvados de la película. Pero que nadie se lleve a engaño. Asistimos a una lucha por el predominio económico mundial entre viejas y nuevas potencias, ya sin máscaras ideológicas. Gane quien gane, nosotros perdemos, pues es evidente que Rusia y su sistema en nada es mejor que el de sus oponentes.

El problema, el error que ha cometido Occidente, es que ha sobrevalorado sus fuerzas, entrometiéndose en los asuntos de un país a las puertas de Rusia, en lo que ha sido un claro error de estrategia.

Rusia reacciona y la decadencia del bloque occidental parece acelerarse, pues ya no inspira un santo terror en sus rivales en la lucha internacional, en el movimiento de piezas en el tablero mundial.


Tras Siria, Ucrania es la segunda advertencia dirigida a Occidente de que ya nada será como antes.


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