viernes, 30 de mayo de 2014

Del bipartidismo a Podemos: el eterno sueño del rebaño humano

El resultado de las elecciones europeas ha supuesto un tsunami que ha hecho temblar de preocupación a lo que muchos llaman casta política, la del famoso bipartidismo, donde PSOE y PP se reparten el pastel accediendo algunos partidos pequeños a los restos de la merienda.

La enorme caída en número de votos y escaños hace pensar en la posibilidad de que el bipartidismo deje su lugar a un pentapartido, si bien es cierto que los resultados de unas europeas no son extrapolables a unas generales, y siempre es una incertidumbre el saber cómo va a reaccionar la gente, cuál va a ser el sentido de su voto.

Cierto, las elecciones europeas han supuesto un toque de atención importante a los dos grandes y todo dependerá de cómo reaccionen. Si toman nota y cambian en el sentido que mucha gente demandan: listas abiertas, mayor democratización…podrán salvarse. De lo contrario, alguno de los dos puede quedar como partido residual, siguiendo el ejemplo de los socialistas griegos.

La sorpresa ha venido de la mano de Podemos, que ha logrado cinco representantes. Esto ha creado un miedo en gentes de la vieja oligarquía, que no esperaban semejante apoyo. No obstantes, todas esas críticas, muchas exageradas, pintando a los líderes del partido como demonios con rabo y cuernos, sólo han servido y sirven para aumentar la simpatía popular en ellos. Por el otro extremo hemos leído comentarios de mucha gente que ven en Pablo Iglesias un salvador de España y del mundo, casi como un mesías redentor.

Las fobias y filias son exageradas y no vemos apenas análisis ponderados. Primero, cinco representantes no son 25, no han ganado las elecciones, como sí lo ha hecho el Frente Nacional en Francia, por desgracia, por tanto es un enigma, no podemos prever qué pasará con ellos en un futuro, a lo sumo sospechar, cogiendo ejemplos pasados, una posible tendencia.

Hay que esperar por tanto para juzgar a ver cómo actúan.

No obstante, la mayor inquietud que provoca el partido de Iglesias no proviene de la derecha, sino de las izquierdas, y, sobre todo, como han demostrado sus reacciones, de Izquierda Unida. Podemos ha podido limitar su crecimiento, de ahí que rápidamente se hayan puesto en contacto con ellos para tantear la posibilidad de realizar una coalición, algo que, al menos en teoría siempre ha defendido Podemos.

No es descabellado, por tanto, que veamos reconstruirse una especie de Frente Popular II, especialmente tras leer la reunión que ya han tenido representantes de IU, Podemos y Equo. No obstante los debates y discusiones continuas en las izquierdas hacen que tal unión, o mejor dicho coalición bajo un programa común, pudiera no llegar a buen puerto.

La gran incógnita es el PSOE. Tanto Izquierda Unida como Podemos han criticado duramente el bipartidismo, y, especialmente Podemos, parece querer derribarlo y sustituirlo .Más ,¿podemos, valga la redundancia, pensar que tales fuerzas no pactarían con él, si los socialistas no se hunden y siguen siendo la fuerza de izquierdas más votada? .Es evidente que Izquierda Unida no haría ningún asco a ello pues nunca lo ha hecho, salvo en tiempos de Anguita. Podemos, en este caso, sería una incógnita.

Se abre, por tanto, un tiempo interesante en la política española, donde todo es una interrogante, desde qué pasará con los grandes, a qué pasará con los pequeños.

Asistimos a un enfrentamiento entre viejas y nuevas castas que pugnan por sacar la cabeza y desbancar a las viejas oligarquías. El éxito de Podemos, que tanta envidia ha despertado en los partidos que aspiraban a convertirse en bisagra, sobre todo UPyD e Izquierda Unida, estriba en haber sabido captar el rechazo a los dos grandes partidos y usar un discurso anticasta que ha calado en parte de la población. No obstante nuestra inquietud estriba en si el objetivo final de Pablo y sus compañeros no es otro que instaurar un sistema populista basado en la relación directa Líder-pueblo, donde el bienamado dirigente se convierte en el supuesto representante de los deseos populares, en la encarnación de los sueños de los humildes, de los sin poder. El tiempo dirá y, como hemos dicho, preferimos no juzgar, aunque no debemos olvidar cuáles son sus modelos, pues tan negativo es juzgar de antemano como caer en una ilusión, en una ingenuidad que nos lleve al descalabro.

Por otra parte, todos estos hechos son un indicador del eterno sueño del rebaño humano. El ideal, en realidad, sigue siendo encontrar una nueva clase dirigente justa, bondadosa, que no oprima demasiado al pueblo y que nos otorgue riqueza y bienestar sin fin. Es, en última instancia, reconstruir un capitalismo de bienestar reformado, con algunas medidas de apertura democrática como referéndum o listas abiertas.
La maquinaria trituradora de hombres y mujeres, la capitalista y la estatal, seguirían en pie, con algunas reformas que blanquearán su fachada. Como decía un amigo, algo similar a lo acontecido en Mayo del 68. Entonces se pasó de un capitalismo victoriano, a un capitalismo hedonista, “individualista”. ¿Se busca ahora una mezcla de capitalismo de Estado, de bienestar, hedonista, de vuelta a un alto nivel de consumo-pues uno de los temas estrella de los “críticos” es el impago de la deuda, o parte de ella, lo que nos lleva a intuir que el sueño es el despilfarro y el endeudamiento sin límite, no una sociedad frugal donde se huya del endeudamiento- y participativo?.

Tal sueño, presentado como algo pragmático, tiene un gran problema detrás: en los años sesenta, la máquina económica marchaba viento en popa. Hoy, ya no. El sueño del capitalismo de Estado, bienestarista y manirroto, nos llevaría a una mayor crisis.

Quizá, cuando aceptemos sin enfado que somos un rebaño, y empecemos a plantear seriamente una sociedad alternativa a la del establo, haya posibilidades de impulsar un verdadero cambio.






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