El nuevo libro de nuestro querido Heleno Saña,El camino del bien. Respuesta a un mundo deshumanizado, viejo
filósofo que mantiene toda su lucidez a sus bien entrados ochenta años, supone
una continuación de su labor teórica de rescatar el pensamiento moral de los
viejos sabios y maestros de la humanidad para que pueda servir de guía, ayuda y
orientación en una época de profunda crisis de valores, donde es fundamental
lograr dar un sentido a nuestra existencia, a nuestra vida.
El texto, publicado por CGT,
tiene como tesis central la defensa del Bien, es decir para el autor nuestro
paso por el mundo adquiere su mayor sentido cuando nos consagramos al servicio
del bien, sobre todo cuando nos esforzamos en la lucha por un mundo justo.
De la mano de Heleno nos adentramos en un reflexión sobre
múltiples temas, desde la escala de valores actuales al sentido de la vida, al
conflicto entre individuo, Estado y sociedad; la necesidad de una verdadera
espiritualidad; la defensa de una metafísica y de una búsqueda de lo absoluto
frente al rechazo actual a esos valores; la reflexión crítica sobre el
mesianismo histórico o el mito del progreso indefinido, así como la tecnolatría
o el progreso tecnocientífico ; el problema libertad versus necesidad; la idea
de Dios...
Algunas de sus ideas más destacables es su defensa del
trabajo manual como clave para transformar la sociedad, siguiendo en esto el
pensamiento de Simone Weil; la
defensa de la universalidad de lo humano frente a la fuerza de los
nacionalismos y la crítica al cesarismo intelectual, es decir a quienes, sobre
todo en el marxismo, querían representar y dirigir a la clase obrera, sin ni
siquiera haber tenido experiencia de trabajo fabril, ni haber participado en
revueltas o protestas proletarias.
Probablemente uno de los capítulos más interesantes y
discutibles es cuando analiza críticamente el progreso tecnocientífico. Para el
autor, lo que empezó siendo algo positivo, es decir un desarrollo científico y
técnico que contribuyó a mejorar la vida de la gente y a combatir las
enfermedades hasta hacer desaparecer algunas, ha acabado convertido en un
entramado al servicio del Poder, el lucro, la explotación, el dominio de unos
pueblos sobre otros y la destrucción. Para el autor la ciencia y la técnica se
han separado de toda reflexión ética al separarse de la filosofía, a la que
estaban unidas en un principio. Considera el autor que aunque la reflexión
forma parte de las profesiones científicas y tecnocráticas, es esta una
reflexión instrumental, no desinteresada o altruista, es decir no está al
servicio del Bien. Piensa el autor que lo que hoy se considera progreso, o sea
la creación y arrojamiento al mercado de numerosos productos o cachivaches
técnicos no permite dar un sentido a la vida y nos convierte en esclavos de un
mundo artificial.
En nuestra opinión, si bien creemos que estas críticas son
parcialmente justas, deben ser muy matizadas. En primer lugar el método
científico permite buscar la verdad de manera racional, argumentada, con
pruebas, frente a supuestas verdades impuestas e indemostrables, como las
ideológicas o religiosas. Por otra parte, sí, es cierto que la ciencia se ha
alejado, en parte, de la ética y de la búsqueda del bien, colaborando con el
poder en la amenaza de destrucción mundial con las numerosas armas nucleares y
de otro tipo. Pero no todas las ramas de la Ciencia participan de eso, y muchos
científicos o investigadores sí son altruistas y luchan ya por poder curar
enfermedades ya por descubrir los misterios del Universo, de la vida, de la
materia, de la realidad, en una palabra. Lo que necesitamos, por supuesto, es
una ciencia al servicio del pueblo, no del poder, es decir una ciencia apegada
a la reflexión moral y al bien. Algo que debe surgir de los propios científicos
y que una crítica exacerbada de la ciencia y la tecnología, en nuestra opinión,
no favorece.
Para acabar, decir que el último libro de Heleno Saña supone
como otros de sus textos tales como Breve
Tratado de Ética, Breve tratado del Hombre, Antropomanía. En defensa de lo
humano… una crítica de los valores imperantes tales como el espíritu de
lucro, la voluntad de poder, el egocentrismo, las injusticias sociales, la
sociedad de consumo y tecnocrática, el hedonismo, la libertad entendida como
permisividad, como todo vale, desgajada de un ideal superior, de una moral
elevada…y su defensa de unos valores humanos y morales elevados.
Es, por tanto, un libro que merece la pena ser leído por
todos los que tengan como meta en su vida seguir la senda del bien y la moral.
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