lunes, 25 de agosto de 2014

La ciudadela interior










Nuevamente tenemos que comentar positivamente un libro del filósofo –ya fallecido-especializado en el mundo clásico, Pierre Hadot.

Se trata de un extenso ensayo sobre Las Meditaciones, el texto del emperador que abrazó la filosofía estoica, Marco Aurelio, llamado La ciudadela interior.  A través de él se nos van presentando los temas centrales de la filosofía estoica, como las tres reglas de vida o disciplina: la del deseo, consistente en amar el acontecimiento que viene a nuestro encuentro, lo que supone desear lo que es útil al  Todo del mundo; la disciplina del juicio, consistente en intentar borrar las representaciones negativas que nos hacemos de las cosas, pues como escribió Epicteto en su Manual de Vida, “Lo que nos turba no son las cosas  sino nuestros juicios sobre las cosas”. Esto supone pensar que las cosas no tocan el alma, y que ésta es libre de juzgar las cosas como quiere.  Y la disciplina del impulso, que tiene como su base realizar acciones al servicio de la comunidad humana.

Un aspecto muy interesante del estoicismo y recuperable para ayudar a vencer miedos y temores serían los ejercicios de la imaginación y la escritura como ejercicio espiritual, consistente en ejercitarse mediante el pensamiento así como la palabra y el escrito en diferentes aspectos como la aceptación de la brevedad de la vida, su carácter pasajero. Así, Marco Aurelio se imaginaba la desaparición no sólo de una corte, sino de toda una generación, para evitar también apegos excesivos hacia lo que escapa de nuestras manos tarde o temprano, así como al fondo absurdo de nuestra existencia: “bufonada y lucha sangrienta; agitación y torpeza; esclavitud de cada día”…”efímero, el que se acuerda y aquel de quien se acuerda”. Los principios y normas de vida de esta escuela filosófica, según nuestro emperador, era convenientes tenerlos a mano, escribirlos, leerlos.

Para la corriente estoica el único valor supremo, al que todo debe estar determinado, es el bien moral, la virtud; y, por tanto, no hay otro mal que el mal moral, no siendo verdaderos males, aunque así lo parezcan a los hombres-muerte, enfermedad, injurias, pobreza…- las cosas consideradas negativas. En este aspecto, aunque sea un tanto exagerado, el estoicismo contribuye de manera positiva a intentar que lo que consideramos males, al menos, nos afecten lo menos posible, y a poner como centro de nuestra vida la virtud o bien moral, algo muy necesario tanto antaño como en los tiempos que corren.

Otro elemento importante en Las meditaciones como en otros textos estoicos es la distinción en el alma de una parte superior, el principio director, el verdadero Yo, que debe delimitarse o circunscribirse del resto, cuerpo y soplo vital, pues es lo único que realmente nos pertenece, sobre lo que podemos ejercer un control, que depende nosotros, pues no debemos olvidar que los estoicos gustaban de distinguir lo que depende de nosotros-nuestra facultad de elección-, de lo que no, o sea lo que depende del destino y el curso universal de la Naturaleza. 

Junto a esto va unida otra idea muy interesante a tener en cuenta y útil en los ejercicios mentales, en el esfuerzo que todos debemos realizar para no ser derrotados por el temor al pasado o al futuro y tomar conciencia del verdadero Yo. En palabras de Séneca citadas en La ciudadela interior. ”Hay que suprimir estas dos cosas: el temor por el porvenir, el recuerdo de los antiguos males. Estos ya no me conciernen y el porvenir no me concierne todavía”. La vida debe ser vista, por tanto, como un presente continuo, y no debe turbarnos lo que no depende de nosotros y es indiferente, como el pasado y el futuro: “Si sólo te aplicas en vivir la vida que vives, es decir, el presente, podrás pasar el tiempo que te quede hasta tu muerte con calma, benevolencia, serenidad”, o “hay que realizar cada acción de la vida como si fuera la última”.

Este Yo estoico está en las antípodas del yoísmo actual-en realidad servidumbre total a los dictados del Poder-, pues unido al consentimiento a los acontecimientos, se abre de su situación limitada, de la perspectiva reducida del individuo, a una perspectiva universal, a una conciencia cósmica, a un acuerdo amoroso del Todo con las partes.

Numerosos temas son tratados en el libro, pero nos gustaría acabar con dos. Uno especialmente llamativo, de la que más nos gusta del estoicismo, la filosofía más cercana junto con la cínica de quien esto escribe, es La mirada desde lo alto, lo que permite por una parte tener una visión de la totalidad de la sustancia y el tiempo, de la metamorfosis universal: “observa cada objeto e imagínate que se está disolviendo, que está en plena transformación, pudriéndose y destruyéndose”, “te abrirás un vasto campo libre abarcando con el pensamiento la totalidad del cosmos, concibiendo la infinitud de la eternidad, considerando la rápida metamorfosis de cada cosa” . Esta mirada desde lo alto sirve para revelar a los hombres la maravilla del Universo y del espíritu pero también darse cuenta de lo pequeño y mezquino de las cosas humanas, de su insignificancia en la infinitud, lo que favorece la disciplina del deseo y ayuda a combatir el miedo a convertirnos en carroña putrefacta, que es nuestro destino final.

Y para terminar, debemos hacer mención a que para el estoicismo el bien común es lo esencial, por lo tanto la justicia el altruismo y el amor tienen un peso importante en esta corriente, a veces obscurecido por un supuesto pesimismo, por una visión tan real de las cosas-“el sexo no es más que un frotamiento de vientres, unido a la eyaculación de un liquido viscoso” , lo que no implica despreciarlas, sino no exagerar su importancia, no dejarse llevar por visiones que nos hagan dar a las cosas una importancia de lo que carecen, uno de los caminos de nuestra sumisión psíquica, lo que propugna el estoicismo en última instancia junta a lo absoluto del bien moral- que ahuyenta a muchos o da una imagen distorsionada de los estoicos y su pensamiento.

Escojamos para demostrar esto dos frases: “Es propio del alma razonable amar a su prójimo…y no preferir nada para sí misma, lo que también es propio de la ley”; “Toda acción de ti que no se refiera de inmediato o de lejos a un fin que sirva al bien común, desgarra la vida, le impide ser una…”.


Si no han leído Las Meditaciones de Marco Aurelio se las recomendamos vivamente, y si lo han hecho, no se pierdan tampoco este texto. Los valores estoicos, sus ejercicios mentales o espirituales, nos parecen de mucha utilidad, tanto para apegarnos al Bien, como para reducir los miedos y terrores de distinto tipo que nos amargan en ocasiones nuestra efímera vida.


viernes, 15 de agosto de 2014

Omar

Coincidiendo con el triste e interminable conflicto que enfrente a israelíes y palestinos queremos recomendar una extraordinaria y dramática película: Omar

Omar es un joven panadero palestino que en la Cisjordania ocupada se juega la vida trepando por un muro que separa unos territorios palestinos de otros para ver a su novia, Nadia, un amor secreto.

 Lo mejor del film es lo bien que retrata el día a día de un territorio ocupado, el clima de odio mutuo entre unos y otros, las sospechas y las traiciones entre los palestinos de diversas facciones que deciden tomar las armas, como el protagonista y dos de sus mejores amigos de infancia.

La película, sin embargo, no es maniquea, pues no deja de señalar como, por ejemplo, la persecución, tortura y eliminación también se dan en el seno de los palestinos rebeldes. Aparece, también, el fuerte machismo de éstos, donde hombres y mujeres, especialmente las segundas, no pueden vivir las relaciones amorosas con naturalidad, siendo supervisadas por sus familias.

Pero, sobre todo, Omar nos muestra como la violencia y el uso de las armas, el derramar sangre, acaba por aniquilar la amistad, la confianza, el amor, convirtiendo a perseguidos y persecutores en pálidas sombras humanas de lo que pudieran haber sido en condiciones de normalidad.

 En seres cuya felicidad estalla por los aires, señalados y acusados de traidores por su propio pueblo, ya sin escapatoria ante los dedos acusadores de unos y el seguimiento implacable y sin fin de los otros.

Vidas que pierden todo sentido, sin ilusiones ni asideros, donde sólo cabe esperar la tragedia final que ponga fin al sufrimiento.

Frente a las historias de amor y amistad empalagosas, Omar nos muestra el otro lado del espejo, allí donde es casi imposible que enraícen firmemente los valores positivos de los seres humanos, allí donde la división y el enfrentamiento envenenan los espíritus.

Los jóvenes e inexpertos actores, hacen el resto.




lunes, 11 de agosto de 2014

Mundo obrero versus Mundo universitario



Es una opinión común considerar la extensión de la educación universitaria como un gran avance, como un logro que nos acerca a una sociedad mejor, de individuos más formados, con más espíritu crítico, de mayor calidad.

Sin embargo convendría alejarnos de las visiones ortodoxas y dominantes y analizar cómo es la sociedad en que vivimos, si realmente existe esa mentalidad crítica, creativa y constructiva, si la búsqueda del bien, la virtud y la belleza importan, si el autogobierno individual y social va in crescendo, y si la manipulación y el adoctrinamiento de la población va disminuyendo.

Pues bien, nuestra conclusión difiere de la dominante. Lo que nosotros observamos es un desplome casi absoluto de las ideas y prácticas emancipativas, sustituidas por algunas teorías supuestamente críticas que en realidad se quedan en lo superficial y que, aunque en algunos casos son conscientes de algunos de los males que nos aquejan, no propugnan nada serio en el ámbito alternativo, con lo cual, esas teorías, como el decrecimiento, el ecologismo y otras similares se acaban convirtiendo más en modas, en algo parecido a una pose y, lo más preocupante, al no vincularse tan siquiera a una idea de sociedad libre, podría acabar perfectamente utilizándose por un Poder despótico para implantar por la fuerza medidas autoritarias contra la población, en la línea de una dictadura decrecentista.

Ejemplo de esto último lo tendríamos en el Manifiesto Última Llamada, donde advirtiendo del real peligro de agotamiento de los recursos, nada serio se plantea como respuesta alternativa, con lo cual tales ideas pueden acabar sirviendo a un roto y un descosido, lo cual es sumamente peligroso.

Lo que tendríamos que analizar es porque motivos unas sociedades alfabetizadas, donde la enseñanza ocupa muchos años en la vida de una persona se ha producido esa caída de los valores civilizatorios, fundamentalmente de la libertad y porque sus construcciones teóricas son, en su mayoría, propuestas cortas de miras, sin profundidad, que pretenden solucionar los problemas quedándose en la superficie, sin ir a las raíces.

Es decir debemos ser capaces de explicar el porqué las propuestas en el ámbito político y humanístico son un camino a ninguna parte en la gran mayoría de los casos.

Esto contrasta, sin embargo, con un Movimiento Obrero decimonónico creativo y constructivo, con una idea de emancipación, compuesto de hombres y mujeres de escasa formación, suplida con un esfuerzo de autoeducación, basado en la creación de ateneos y escuelas obreras y libres, donde el conocimiento iba encaminado a lograr una sociedad emancipada, pero emancipada por sí misma, por los propios trabajadores: “La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos, o no es”, según rezaba la Primera Internacional, o como se escucha en una estrofa de la famosa Internacional “ni en dioses, Cesar ni tribunos, está el supremo salvador”. Este Mundo Obrero, inicialmente , buscaba la libertad, la autonomía y por tanto su educación iba encaminada a lograr esos objetivos.

Es cierto que esa unión del Movimiento Obrero con la Autonomía duró muy poco, y en escasos decenios se acabó imponiendo con la excepción de algún país como España, la visión heterónoma, la necesidad de un Partido y un Estado que reflejara los intereses del proletariado, lo que, sumado al progresivo triunfo de los valores burgueses, materialistas, economicistas y monetarios, donde  el dinero lo es todo, ha convertido a lo que subsiste de éste, a sus siglas políticas y sindicales en agencias de negocios y corporaciones que saquean las arcas del Estado y estafan el dinero destinado a los parados.

La esperanza de antaño de que la generalización de estudios universitarios y de otro tipo iba a permitir levantar una sociedad diferente, como hemos visto, no se ha cumplido.

Es más, el mundo universitario no ha sido en absoluto ajeno a las doctrinas totalitarias, el fascismo en los treinta y posteriormente el comunismo. No puedo evitar recordar, cediendo al impulso de personalizar, el haber visto en la Facultad de Política y Sociología, allá por los años 90, cuando estudié allí, unas jornadas de apoyo al castrismo, incluyendo, y no bromeo, aparte de fotos, vídeos con los interminables discursos de Fidel Castro, ídolo de buena parte del estudiantado de izquierdas y sus organizaciones.

Pareció, por un breve momento que, tras la  caída del Muro, la izquierda universitaria podría renovarse, abandonar su autoritarismo. No fue así.

La última opción salida de ese mundo y de esa misma facultad, Podemos, es, en realidad, una mezcla de lo más autoritario de la tradición izquierdista: el añejo leninismo y el populismo latinoamericano como ideal de sus dirigentes, sumado, por tanto, a un programa insostenible, pero reflejo de ese sueño de las clases medias todas, incluyendo la que se  dice de izquierdas: un Estado que va a lograr repartir dinero a diestro y siniestro, satisfaciendo todas las necesidades sociales, pues todo es culpa de un 1% de la población y una casta que se ha adueñado de todo y robado a manos llenas, olvidando el masivo apoyo en votos que éstos han tenido durante años y por tanto la complicidad de las clases populares, en realidad convertidas en una masa amorfa de sueños e ideales burgueses, sólo unidos por el culto al dinero y los bienes materiales.

Tampoco nos gustaría con esta crítica rechazar en bloque todo lo que surge de la Universidad, ni generalizar el apoyo o simpatía de los universitarios a dictaduras y personalidades demagógicas .La Universidad también fue, en tiempos de la dictadura de Franco, un núcleo de oposición en los años finales del régimen. Digamos que en el ámbito estudiantil se han dado los dos aspectos: el rechazo a unas dictaduras y el apoyo a otras.

Lo que sí queremos expresar es que en una sociedad de personas más o menos informadas y con un nivel de estudios en muchos casos elevado, no ha surgido ningún proyecto de sociedad autogobernada, sino que tenemos la sensación de que lo que se busca en la Universidad es seguir atados a la sociedad de consumo, lograr buenos sueldos y convertirse en los nuevos opresores, en la nueva clase dirigente .Y es que las doctrinas y visiones opresivas tienen y han tenido en la Universidad mucho peso.

Lo que queremos expresar es la necesidad de un proyecto de autonomía y de educación que favorezca a ésta, lo cual no se ha logrado generalizando los estudios Universitarios. Necesitamos, por tanto, el desarrollo de una cosmovisión de vida diferente, y para esto el antiguo Movimiento Obrero nos da pistas y nos indica que, lo fundamental es , sí, las ganas de aprender, pero unido a un ideal emancipador, de esfuerzo y lucha para tomar las riendas de la vida en nuestras manos, no dejarlo en manos ajenas.

Un proyecto transformador serio es un proyecto de largo aliento que, sin cruzarse de manos, rechaza los atajos, o las quimeras que se venden como pragmáticas del mundo contemporáneo, de hombres y mujeres engreídos y soberbios que se sienten libres y superiores a sus hermanos del pasado, cuando somos marionetas adoctrinadas de la cuna a la tumba y que, en realidad, han sustituido la esperanza religiosa, por la esperanza en Mesías laicos, en Partidos salvadores.

Es curioso, pero para nosotros una gran alegría que, sin hacernos demasiadas esperanzas, son comunidades indígenas y campesinas las que, por ejemplo en Méjico, parecen retomar el viejo ideal de comunidades gobernándose de abajo arriba, creando sus propias normas, sus instituciones de autogobierno, recuperando sus viejas tradiciones en lo que tienen de positivas, por ejemplo la propiedad comunal.

Lógicamente, estas comunidades, necesitarían coordinarse y desarrollar una visión universal si quieren ir más allá y  estudiar cuáles fueron las causas de la derrota de sus hermanos obreros del siglo XIX y principios del XX, para no repetir sus errores y caer en brazos de Caudillos o Partidos viejos o nuevos.


La esperanza ha estado y está, no en los ricos, los intelectuales y los estudiantes universitarios, sino en una clase popular consciente de su fuerza, con una visión alternativa de las cosas y que se sacuda los mitos burgueses y de clase media que tanto daño nos han hecho, especialmente la servidumbre  o la renuncia a la libertad a cambio de una seguridad que ha saltado por los aires, perdiendo lo uno y lo otro, como era de esperar.