lunes, 11 de agosto de 2014

Mundo obrero versus Mundo universitario



Es una opinión común considerar la extensión de la educación universitaria como un gran avance, como un logro que nos acerca a una sociedad mejor, de individuos más formados, con más espíritu crítico, de mayor calidad.

Sin embargo convendría alejarnos de las visiones ortodoxas y dominantes y analizar cómo es la sociedad en que vivimos, si realmente existe esa mentalidad crítica, creativa y constructiva, si la búsqueda del bien, la virtud y la belleza importan, si el autogobierno individual y social va in crescendo, y si la manipulación y el adoctrinamiento de la población va disminuyendo.

Pues bien, nuestra conclusión difiere de la dominante. Lo que nosotros observamos es un desplome casi absoluto de las ideas y prácticas emancipativas, sustituidas por algunas teorías supuestamente críticas que en realidad se quedan en lo superficial y que, aunque en algunos casos son conscientes de algunos de los males que nos aquejan, no propugnan nada serio en el ámbito alternativo, con lo cual, esas teorías, como el decrecimiento, el ecologismo y otras similares se acaban convirtiendo más en modas, en algo parecido a una pose y, lo más preocupante, al no vincularse tan siquiera a una idea de sociedad libre, podría acabar perfectamente utilizándose por un Poder despótico para implantar por la fuerza medidas autoritarias contra la población, en la línea de una dictadura decrecentista.

Ejemplo de esto último lo tendríamos en el Manifiesto Última Llamada, donde advirtiendo del real peligro de agotamiento de los recursos, nada serio se plantea como respuesta alternativa, con lo cual tales ideas pueden acabar sirviendo a un roto y un descosido, lo cual es sumamente peligroso.

Lo que tendríamos que analizar es porque motivos unas sociedades alfabetizadas, donde la enseñanza ocupa muchos años en la vida de una persona se ha producido esa caída de los valores civilizatorios, fundamentalmente de la libertad y porque sus construcciones teóricas son, en su mayoría, propuestas cortas de miras, sin profundidad, que pretenden solucionar los problemas quedándose en la superficie, sin ir a las raíces.

Es decir debemos ser capaces de explicar el porqué las propuestas en el ámbito político y humanístico son un camino a ninguna parte en la gran mayoría de los casos.

Esto contrasta, sin embargo, con un Movimiento Obrero decimonónico creativo y constructivo, con una idea de emancipación, compuesto de hombres y mujeres de escasa formación, suplida con un esfuerzo de autoeducación, basado en la creación de ateneos y escuelas obreras y libres, donde el conocimiento iba encaminado a lograr una sociedad emancipada, pero emancipada por sí misma, por los propios trabajadores: “La emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos, o no es”, según rezaba la Primera Internacional, o como se escucha en una estrofa de la famosa Internacional “ni en dioses, Cesar ni tribunos, está el supremo salvador”. Este Mundo Obrero, inicialmente , buscaba la libertad, la autonomía y por tanto su educación iba encaminada a lograr esos objetivos.

Es cierto que esa unión del Movimiento Obrero con la Autonomía duró muy poco, y en escasos decenios se acabó imponiendo con la excepción de algún país como España, la visión heterónoma, la necesidad de un Partido y un Estado que reflejara los intereses del proletariado, lo que, sumado al progresivo triunfo de los valores burgueses, materialistas, economicistas y monetarios, donde  el dinero lo es todo, ha convertido a lo que subsiste de éste, a sus siglas políticas y sindicales en agencias de negocios y corporaciones que saquean las arcas del Estado y estafan el dinero destinado a los parados.

La esperanza de antaño de que la generalización de estudios universitarios y de otro tipo iba a permitir levantar una sociedad diferente, como hemos visto, no se ha cumplido.

Es más, el mundo universitario no ha sido en absoluto ajeno a las doctrinas totalitarias, el fascismo en los treinta y posteriormente el comunismo. No puedo evitar recordar, cediendo al impulso de personalizar, el haber visto en la Facultad de Política y Sociología, allá por los años 90, cuando estudié allí, unas jornadas de apoyo al castrismo, incluyendo, y no bromeo, aparte de fotos, vídeos con los interminables discursos de Fidel Castro, ídolo de buena parte del estudiantado de izquierdas y sus organizaciones.

Pareció, por un breve momento que, tras la  caída del Muro, la izquierda universitaria podría renovarse, abandonar su autoritarismo. No fue así.

La última opción salida de ese mundo y de esa misma facultad, Podemos, es, en realidad, una mezcla de lo más autoritario de la tradición izquierdista: el añejo leninismo y el populismo latinoamericano como ideal de sus dirigentes, sumado, por tanto, a un programa insostenible, pero reflejo de ese sueño de las clases medias todas, incluyendo la que se  dice de izquierdas: un Estado que va a lograr repartir dinero a diestro y siniestro, satisfaciendo todas las necesidades sociales, pues todo es culpa de un 1% de la población y una casta que se ha adueñado de todo y robado a manos llenas, olvidando el masivo apoyo en votos que éstos han tenido durante años y por tanto la complicidad de las clases populares, en realidad convertidas en una masa amorfa de sueños e ideales burgueses, sólo unidos por el culto al dinero y los bienes materiales.

Tampoco nos gustaría con esta crítica rechazar en bloque todo lo que surge de la Universidad, ni generalizar el apoyo o simpatía de los universitarios a dictaduras y personalidades demagógicas .La Universidad también fue, en tiempos de la dictadura de Franco, un núcleo de oposición en los años finales del régimen. Digamos que en el ámbito estudiantil se han dado los dos aspectos: el rechazo a unas dictaduras y el apoyo a otras.

Lo que sí queremos expresar es que en una sociedad de personas más o menos informadas y con un nivel de estudios en muchos casos elevado, no ha surgido ningún proyecto de sociedad autogobernada, sino que tenemos la sensación de que lo que se busca en la Universidad es seguir atados a la sociedad de consumo, lograr buenos sueldos y convertirse en los nuevos opresores, en la nueva clase dirigente .Y es que las doctrinas y visiones opresivas tienen y han tenido en la Universidad mucho peso.

Lo que queremos expresar es la necesidad de un proyecto de autonomía y de educación que favorezca a ésta, lo cual no se ha logrado generalizando los estudios Universitarios. Necesitamos, por tanto, el desarrollo de una cosmovisión de vida diferente, y para esto el antiguo Movimiento Obrero nos da pistas y nos indica que, lo fundamental es , sí, las ganas de aprender, pero unido a un ideal emancipador, de esfuerzo y lucha para tomar las riendas de la vida en nuestras manos, no dejarlo en manos ajenas.

Un proyecto transformador serio es un proyecto de largo aliento que, sin cruzarse de manos, rechaza los atajos, o las quimeras que se venden como pragmáticas del mundo contemporáneo, de hombres y mujeres engreídos y soberbios que se sienten libres y superiores a sus hermanos del pasado, cuando somos marionetas adoctrinadas de la cuna a la tumba y que, en realidad, han sustituido la esperanza religiosa, por la esperanza en Mesías laicos, en Partidos salvadores.

Es curioso, pero para nosotros una gran alegría que, sin hacernos demasiadas esperanzas, son comunidades indígenas y campesinas las que, por ejemplo en Méjico, parecen retomar el viejo ideal de comunidades gobernándose de abajo arriba, creando sus propias normas, sus instituciones de autogobierno, recuperando sus viejas tradiciones en lo que tienen de positivas, por ejemplo la propiedad comunal.

Lógicamente, estas comunidades, necesitarían coordinarse y desarrollar una visión universal si quieren ir más allá y  estudiar cuáles fueron las causas de la derrota de sus hermanos obreros del siglo XIX y principios del XX, para no repetir sus errores y caer en brazos de Caudillos o Partidos viejos o nuevos.


La esperanza ha estado y está, no en los ricos, los intelectuales y los estudiantes universitarios, sino en una clase popular consciente de su fuerza, con una visión alternativa de las cosas y que se sacuda los mitos burgueses y de clase media que tanto daño nos han hecho, especialmente la servidumbre  o la renuncia a la libertad a cambio de una seguridad que ha saltado por los aires, perdiendo lo uno y lo otro, como era de esperar.


2 comentarios:

  1. Buen texto ;o)

    Me sumo a la crítica universitaria. Yo he vagabundeado por algunas carreras de la UA (primero Empresariales, después Sociología y finalmente Historia), y doy fe de lo extendido que está generalmente el pensamiento único tanto entre los alumnos/as como entre los profesores/as. Lo que me ha llevado a la conclusión de que el aumento del conocimiento, de la educación y de la información tan característico de nuestra época no nos va a llevar a buen puerto. De hecho, aunque el lenguaje y el conocimiento siempre se podrán usar para hacer el bien, creo que la historia demuestra que lo normal es lo contrario.

    Por cierto, los links insertados en el texto no me funcionan :(

    Un abrazo.

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    1. Hola Hugo,es un tema delicado. Yo creo que deberíamos analizar que tipo de educación y/o conocimiento favorece el desarrollo de personalidades constructivas y creativas, con un pensamiento lo más libre posible, lo que creo que no se produce en nuestras sociedades.
      En cuanto a los links, soy un desastre con la tecnología, intentaré arreglarlo:-)

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