martes, 14 de abril de 2015

El capital humano

Interesante película italiana, retrato sociológico de la crisis, las clases sociales, los valores de nuestra época y los sueños y frustraciones de los individuos de diferentes estratos y edades.

Todo comienza con un atropello, una gélida noche navideña, de un ciclista y un coche que se da a la fuga. Pero, más allá de un film policiaco, por la pantalla desfilan un multimillonario  por obra y gracia de la especulación financiera, su mujer e hijo, familia que tiene todo lo que desea al alcance de la mano, pero que esconde una profunda desilusión vital, una insatisfacción provocada por eso mismo, por una hiperabundancia material tras la que se esconde, como esas plantas trepadoras que ocultan las fachadas de algunos edificios o chalets de lujo, la pobreza de corazón, de sentimientos. 

Allí donde todos son cálculos, donde todo es ansiedad para que el dinero siga fluyendo en abundancia, donde las amistades no son amistades, sino operaciones de calculadora para lograr negocios suculentos. Donde el acomodo destruye viejas ilusiones, viejos sueños de otra vida, que de vez en cuando afloran arañando el alma de quienes sienten que lo que viven no es lo que desean, pero que saben que intentar escapar a eso sería una locura, un riesgo de perderlo todo.

Pero lo mejor, en nuestra opinión, es el retrato de la clase media, reflejado en un agente inmobiliario que queda deslumbrado ante la vida espectacular de la anterior familia, tras la que entra en contacto gracias al noviazgo de su hija con el hijo del especulador financiero.

El ansia de ascender, de lograr codearse con la alta sociedad, de entrar de lleno en su mundo, a costa de lo que sea, de endeudarse y de arriesgar todo a una carta, de perder hasta la casa, la calma y la familia, es un fiel reflejo del comportamiento de parte de las clases medias, un quiero y no puedo, o un puedo pero ,¿por cuánto tiempo?, un vaciamiento de todo lo que puede ser más elevado para llenarlo de futilidades, para aparentar que se es igual que el vecino, que se viaja, se disponen de coches, apartamentos o segundas residencias....

Todo lo que se ha roto en mil pedazos, la sociedad de los vanidosos y vanidosas, la de los que luchaban por ser más que los demás, la de quienes consideran cosas inútiles del pasado los lazos solidarios, la conciencia de clase; todo eso lo refleja El capital humano. 

En resumen, la foto fija del mundo contemporáneo, la de quienes creían que ya no había clases y por otra parte han abrazado en masa los valores de los ricos y la burguesía, los del oro, los de la búsqueda de El Dorado.

Y cuando eso ha caído, sólo reina la frustración, el desconcierto o, como en la película, la frialdad invernal, el hielo en el interior de las personas, que sólo esperan que a ellas no les toque la lotería del naufragio y que la máquina del capitalismo y el consumo vuelva a ponerse en marcha para volver a nuestras vidas de animales de granja, las de antes de la crisis, sin pretender otra cosa.


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