miércoles, 6 de abril de 2016

Breviario de podredumbre


Místico del Vacío, poeta y cantor de la belleza desoladora de las ruinas, las decadencias crepusculares,  las lágrimas, los desengaños y los fracasos; Cioran es, fue, un ensayista único.

Sus frases, sus aforismos de oscuridad luminosa, son como martillos que nos golpean sin cesar, desde que se abren hasta que se cierran sus libros. Todos nuestros asideros, nuestras esperanzas, lo que hace que queramos seguir respirando y encontrar una rendija de luz que nos impulse a avanzar en el mar de lágrimas y desesperación en que navegamos, se van resquebrajando de la misma manera que nuestro cuerpo y nuestra mente lo hace con el paso de los años, invadido por un creciente ejército de termitas que se va multiplicando lentamente, imperceptiblemente, doblándonos hasta hundirnos con su roer diminuto pero sin descanso.

En Breviario de Podredumbre, prologado por quien fuera su amigo y difusor en España, años ha, Fernando Savater, vemos pasar por escena, vapuleados sin piedad pero con ironía, nuestros personajes más queridos. Desde la propia vida, esa gran desdicha y desgracia que nos ha tocado en suerte-mala- según nuestro pensador, al amor, la procreación, las ilusiones, los ideales, las utopías, los conquistadores, los grandes hombres, el monoteísmo... Quienes son presa de sueños son para Cioran fanáticos, asesinos en potencia, portadores de muerte y destrucción.





Las mejores épocas son, para él, las de la decadencia, cuando se desmoronan los grandes sistemas de valores, amaneciendo, por breve tiempo, una sociedad más tolerante, y unos gobernantes más corruptos, pero más llevaderos, menos dados a entrometerse en las vidas ajenas. Situación que no tarda en desaparecer al nacer un nuevo fanatismo, con sus dogmas y sus hogueras.

Mil y una divagaciones recorren el libro, el elogio de la melancolía, la soledad, la muerte como suprema liberación, al desaparecer el torturante Yo, el escepticismo como actitud saludable y muchos otros temas como la enfermedad o la santidad.

En mi opinión es un libro que no admite ninguna presentación al uso, como no lo tendría un diamante en bruto en una cloaca.



Sólo cabe leerlo y embriagarse de ese maravilloso  pesimismo, que tanto nos  ayuda,paradójicamente, no a encontrar un sentido de la vida, sino a no dejarse afectar por las sombrías voces y puñaladas de algunos otros seres fantasmales y absurdos, caídos en castigo en este mundo, como nosotros, que no son aún conscientes de que su constante luchar  buscando una gloria, un éxito o una fama brumosa tiene el mismo sentido que el de los egipcios que se enterraban con sus pertenencias y alhajas, esperando gozar de ellas en ese monstruoso y quimérico sueño que se llama Vida Eterna.

Para acabar con tal horror basta con la frase final del Breviario de podredumbre:" ...Pues nuestro destino es pudrirnos con los continentes y las estrellas, pasearemos, como enfermos resignados, y hasta el fin de las edades, la curiosidad por un desenlace previsto, espantoso y vano".

Y para rematar: "El Árbol de la Vida no conocerá ya primavera: es madera seca; de él, harán ataúdes para nuestros huesos, nuestros sueños y nuestros dolores"

Pasen y disfruten de Cioran, aunque recomiendo dejen pasar tiempo entre uno y otro texto, para que lo positivo y liberador de su lectura, no se convierta en un río que les anegue de tristeza y melancolía. Disfrutar del alcohol requiere de pequeñas dosis, no lo olviden.


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