lunes, 30 de mayo de 2016

Solidaridad Internacionalista y Autodeterminación Individual versus Soberanía Nacional y Autodeterminación de los Pueblos


En tiempos de crisis y con una globalización consistente en trasladar empresas a zonas donde los trabajadores tienen menos derechos y donde, por ejemplo, en la Unión Europea se imponen una serie de medidas económicas muy contestadas, emerge con fuerza el discurso tentador de la Soberanía Nacional y la Autodeterminación de los pueblos.

Son una respuesta lógica al olvido de épocas pasadas. La época ya muy lejana en el tiempo de la Europa de entreguerras, por ejemplo. Aquella Europa de soberanías nacionales donde se extendieron las dictaduras, desde la Península Ibérica con Franco y Salazar, hasta la Rusia de Lenin y Stalin. Donde se fraguaron las dos terribles guerras mundiales.

En los defensores de las ideas de la soberanía nacional suele latir la idea de que un Estado nación sin interferencias de ningún tipo es más democrático. Esta idea, como hemos visto antes de épocas anteriores, no se cumple, al menos no siempre .



Para mí hay dos errores de bulto: primero, pensar que una clase dirigente local, o nacional, va a ser por naturaleza, mejor, más amante de sus súbditos y sus sirvientes, quizá por el hecho de compartir raíces, cultura, lenguaje, tradiciones…

Aparte de ingenuo, hay un cierto racismo implícito detrás . En realidad sería como argumentar que si los poderosos de nuestro suelo nos golpean, seguro que lo harían con porras más suaves, por eso de los antepasados comunes.

No creo que las decenas de millones de víctimas de los dictaduras soberanas, incluyendo la Patria Soberana de Franco, pensaran así si resucitaran. También debería tenerse en cuenta que, por esas paradojas de la historia política, los que hacen gala de nacionalismo de puertas para adentro, suelen ser imperialistas de puertas para afuera. Y es que el sueño de todo nacionalista que se precie es que su Patria reine sobre poblaciones ajenas, mostrando su poderío.

Soberanía de puertas para adentro, control de puertas para afuera. Ahí tenemos desde Hitler, hasta los micronacionalismos catalanes y vascos, que sueñan con anexionarse Navarra, las Baleares y la Comunidad Valenciana, por ejemplo.

Y es que entre los Estados nación suele regir la competencia por ver quién crece más, quién manda más, quién absorbe más territorio. Pero  después de oprimir y colonizar a la sociedad interior, por supuesto.

El segundo error de bulto es pensar que en el mundo de hoy cabría la independencia total de las unidades nacionales. Como sin la menor cesión de soberanía desapareciesen las crisis económicas y los problemas por arte de magia.



Si caen los países hoy por hoy económicamente más fuertes, por los motivos que sean, ello repercutiría en los demás, sea cual sea la situación geopolítica mundial. Y lo mismo sucedería con el declive de los recursos naturales, por más que viviéramos en una humanidad que hiciera bandera de la autarquía. Aquellos países que se les acabara el oro negro, por ejemplo, y no tuvieran preparado otro nicho económico sobre el que desarrollarse, adiós muy buenas. Y a nivel mundial, idem, por mucho discurso identitario que se usara.

Por tanto, en mi opinión, aquellos que enarbolan las banderas de la soberanía nacional, se equivocan. 

No es el camino.

Frente a la globalización del capitalismo, que está empezando a hacer a los países ricos lo que hasta hace muy poco hacía al resto del mundo, para cabreo y sorpresa desagradable de sus poblaciones, que pensaban que a nosotros no nos tocaría, y que viviríamos viendo desde lejos las miserias de otros; y el ideal de retorno a la falsa Arcadia de la Soberanía Nacional y la Autodeterminación de los pueblos-entendida ésta en el sentido de crear nuevos Estados nación-, habría que oponer una forma de Solidaridad Internacionalista, que sin buscar liquidar la diversidad mundial comprendiera que el mundo es una casa común a la que todos debemos proteger, y que por tanto se necesitan algunas políticas mundiales compartidas.

La tarea sería muy compleja, cómo construir una Confederación Mundial, por ejemplo, de biorregiones o municipios libres y autónomos, pero no absolutamente soberanos, pues en mi modesta opinión habría que ir avanzando a una mentalidad de comunal mundial, es decir que los recursos naturales de todo tipo son usufructo, pero no propiedad absoluta, de los habitantes de las comunidades, pertenecen a la humanidad.

Como decimos, algo complicado. Pero necesario, de una u otra forma, si queremos evitar la dirección al desastre que llevamos en estos momentos y en anteriores también, como la vieja guerra fría.

Pero como las casas se construyen por la base, frente a la retórica de determinados sectores e individuos, de izquierda a derecha  de liberación nacional , la Autodeterminación Individual es el ladrillo, autodeterminación individual entendida como individuo que se hace responsable de su vida, que lucha por reducir todo lo posible el dominio y la coacción de poderes exteriores o heterónomos y se une con otros como él, para colaborar como iguales.

Por supuesto que todo individuo está en un territorio, con una historia, y unos valores mejores o peores, desde donde hay que partir,no vivimos volando por los cielos, pero es indudable que si queremos encaminarnos a una situación mejor para todos, debemos buscar más lo que nos une que lo que nos enfrenta o divide. De ahí lo negativo en mi opinión de las políticas que ensalzan  la soberanía  estatal, pensando que es un avance.

Porque tienen muchas probabilidades, por no decir todas, si triunfan, de obscurecer más el mundo haciendo surgir nuevas formas de feudalismo o de fascismo, que, no olvidemos, fue una escisión por la izquierda, o por el socialismo ,que hacía hincapié en lo identitario, lo nacional, lo localista. Quiero decir que suma muchos adeptos en todas las líneas ideológicas.

Los medios, pienso, han de ser acordes a los fines. Y ningún instrumento de opresión-partido político, estado nación tradicional e incluso mundial, clase dirigente…- va a llevarnos a la autonomía individual, comunitaria y mundial.


Espero y deseo que seamos capaces de dar un vuelco a la situación desesperada a la que nos enfrentamos, por costoso y lento que sea el esfuerzo.


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