sábado, 29 de abril de 2017

Cantábrico

Tras algunas dudas, porque el género de documental me gusta verlo en televisión, y no en cine, me decidí a ver Cantábrico ante un par de recomendaciones de familiares.

Y la verdad es que fue un acierto. Magníficas fotografías, gran belleza de los planos, incluyendo extraordinarias tomas desde las alturas, se suceden en Cántábrico, estupendo relato de la vida de la fauna que se desenvuelve en esa cordillera donde el bosque y el verde aún resisten, favorecidos por la cercanía al mar y las abundantes precipitaciones.

Dos animales son los protagonistas del documental:el oso y el lobo, que aún pueden encontrar uno de sus últimos refugio en aquellos riscos y aquella espesa vegetación, relativamente ocultos a las miradas humanas. Pero para mí es aún más destacable el acercamiento a los rebecos, el vértigo y asombro que produce ver como se mueven por las rocas de las alturas, saltando entre ellas como si llevaran adhesivos en sus patas, tranquilamente, sin ningún temor, como quien no es consciente de una facultad sobrenatural porque nace con ese don.



La vida pero también la muerte, pues la Naturaleza es maravillosa y cruel a partes iguales, y en el mundo animal ahora vives y en los minutos siguientes tu vida se extingue entre las garras y los colmillos de un carnívoro.

Incluso se acerca, de manera asombrosa y alucinante, a las hormigas, ese insecto que a muchos resulta molesto o al menos anodino, sin interés. La cámara se sitúa en su mismo nivel, como si fuera un igual a ellas, mostrándonos su hábitat, sus larvas, cara a cara, y especialmente la extraordinaria y desconocida para mí relación que establece una mariposa y su oruga con ellas.

La tonalidad de los paisajes, el colorido cambiante, esplendoroso y multicolor de sus bosques, cada estación con su belleza particular e intransferible; los momentos de alegría, afecto, tranquilidad y también la lucha por la supervivencia de nuestros compañeros animales destacan en este gran documental.

A mí, personalmente, me ha traído el recuerdo de la infancia, donde era un ávido lector de libros sobre zoología y también de documentales. Afición que en la adolescencia mutó por otras, tengo claro que alguna de ellas peores, pues no traen bien ni serenidad.

Alguna vez he escrito que con los años se vuelve a viejas aficiones, nostalgia de épocas más felices. 

Cantábrico me ha traído ese olor del pasado, esa añoranza de momentos lejanos. Por todo eso recomiendo verla.

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